Ayer nos anunció nuestro jefe que hoy de 16:30 a 19:00 se realizaría el convivio en la oficina, y que era obligatorio asistir (yo añadí bromeando que también era obligatorio ser feliz).
Hoy entré a trabajar a las 5:00, estuve trabajando hasta las 14:00 (dos partidas de ajedrez incluidas) y luego salí a realizar mis traslados bancarios y -esperaba- seguir leyendo el libro de Obama en la biblioteca. Realicé los tramites bancarios pero la biblioteca estaba cerrada. Así que regresé a la oficina como a las 15:30. Por la mañana había llamado a mi amiga argentina y andaba de buen ánimo.
La fiesta en la oficina empezó como a las 17:00, el maestro de ceremonias fué nuestro Jefe Supremo, y hubo variedad artística y regalos. Previamente nos habían dado nuestra canasta navideña. Al menos este fin de semana no andaré comprando golosinas para refa de mis bebés. En la intervención de los Hijos del Santo, realizaron un concurso, de adivinar nombres de películas escuchando bandas sonoras. En la tercera banda adiviné, pues no tengo buen oído, Toy Story, luego, cuando quedaban dos en la lid -yo no era parte de estos dos- acerté con La bella y la bestia, pues ninguno de los dos que quedaban lo supo, y por último, mi vecino de asiento me ayudó a identificar la última: Miami Vice, resultado: Me gané una pelota de Volley ball.
Luego de los payasos, varios participamos opinando sobre las fortalezas de la oficina, luego una refacción, y por último, una rifa. Habían muy buenos premios, incluyendo un teatro en casa y una tv plasma de 32". De nuestro depto, ganamos todos algo, menos el compañero B, nuestro jefe se ganó una cafetera, el compañero P un radio reloj, el compañero A unos fruteros de cristal y yo un juego de Scrabble. Bárbaro.
El compañero A me pasó a dejar a mi depto, pues venía con las manos llenas.
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