Como parte de los esfuerzos de integración que se realizan en el trabajo -es una empresa con más de treinta mil empleados trabajando en veintidos países- hay un grupo que está leyendo libros sobre liderazgo -aunque el actual es el clásico de Dale Carnegie-.
Hace un par de semanas preguntaban en el chat del grupo sobre el error más divertido o aleccionador; nadie contestó, o casi nadie: yo describí la vez en que -trabajando en un banco- le dí Reply All a un correo que incluía a toda la empresa.
Fue un error de principiante; y al inicio sufrí por el desliz; pero también se lo conté bastante rápido a mi jefa; quién se mostró bastante comprensiva; y me ayudó a gestionar las consecuencias -molesté a mucha gente-; nomás la administradora del grupo realizó un comentario sobre mi historia.
Me estaba recordando sobre esa publicación a mediados de esta semana; principalmente por el 'error' que cometí el lunes: no tener bloqueada físicamente la cámara de mi computadora del trabajo; un episodio realmente vergonzoso.
Además, el miércoles me tocaba la reunión quincenal con mi supervisora local: creo que es una de las atribuciones que todos los administradores de personal deben realizar; son reuniones de media hora en las que se evalúa el avance en los proyectos laborales, y se aprovecha para retroalimentación o resolución de dudas.
Pero la reunión estuvo -como la mayoría de las últimas- bastante tranquila: la única novedad fue que le avisé de una vez a mi supervisora que iba a tomar el primer jueves del mes como primer día de vacaciones -y el último también, me parece-.
Lo que no le comenté fue la razón de tomar el primero -usualmente es el segundo o tercero-; y es que es el día en que mi hija retorna al país; planeo salir bastante temprano de acá -alrededor de las once-, para llegar al mediodía, y esperarla quizá hasta una hora.
Y a ver cómo va eso...
El jueves -hubo meditación y tres wordles, pero no reunión diaria- me quedé en la habitación hasta que Rb salió para su visita semanal a comprar fruta; ya no ha estado yendo hasta el centro histórico, sino únicamente al comercial en donde se estacionan los busitos.
Ese día, como casi todos los anteriores, me pasé jugando mucho ajedrez -demasiado, diría-: desde que Duolingo me permitió probar la versión beta de ese curso he estado haciendo casi todas las lecciones del día solo de esa clase.
Por la tarde fuimos a los supermercados en dirección sur; caminamos hasta el más alejado, en donde compré un par de pechugas ya que esperaba prepararlas estilo cordon bleu para el almuerzo del sábado con mi hijo menor.
En el otro supermercado compré cuatro onzas de jamón de pago y un paquete de diez cuadros de queso amarillo; también compramos algunos bananos y lechugas; para los almuerzos restantes de la semana.
El viernes sí hubo reunión diaria; aunque ha estado bastante calmada; lo que no hubo durante toda la semana fue la reunión de equipo: mi supervisor anda de vacaciones y a ninguno le interesó participar en la misma.
También traté de jugar menos ajedrez, y tratar de ver algunas de las pruebas que se supone que el equipo está cubriendo con la última versión de la aplicación en la que trabajamos; aunque, realmente, no pude avanzar mucho.
Ese día recibí un mensaje mero raro de un colega con quien trabajé hace casi veinte años -y a quien había bloqueado en whatsapp pues en las últimas reuniones intentó involucrarme en algun esquema multinivel-: me pedía que le revisara su curriculum -en inglés-, pues planeaba solicitar trabajo en un call center.
La verdad es que fue una serie de mensajes extraños: hace cuatro o cinco años fue despedido de una gran constructora en la que trabajó durante catorce años, dirigiendo el área de tecnología.
Era -aparentemente- un gran trabajo; y recibía una muy buena compensación -me parece que alrededor de tres mil dólares mensuales-; pero, desde entonces, no ha podido encontrar nada fijo; trabajando un par de años como auditor de procesos para una división del estado; y otro par como consultor para otro ministerio del mismo sector.
Saber que -por fin- estaba dándose cuenta de su situación, y buscando algo un poco más realista, me hizo pensar en el diálogo que hemos sostenido varias veces con Rb: nuestro próximo lugar de trabajo puede que sea en un call center.
Mi hijo menor trabaja en uno -gana aproximadamente mil dólares- y mi hija mayor también labora como traductora médica -gana menos, pero trabaja bien poco-; o sea, sería como la mitad de lo que percibo actualmente, pero entre eso y pasar varios años buscando trabajo, prefiero lo primero.
Y, por alguna razón, justo ese día Duolingo me empezó a enviar anuncios de contratación en el mismo call center en el que trabaja mi hijo menor; lo interesante es que era para Francés -aunque también hay opción para Alemán y Portugués-; el salario es un poco mejor, y me dije que, quizá lo mejor es que -por cuestiones de acento- le ponga más esfuerzo a portugués.
Por la noche estuve leyendo el libro de Francés que llevo actualmente -Les delicieux de Tokyo-, de Portugués -Harry Potter e a Cámara Secreta-; también continué con Justice League Flash Point y con la película live action Speed Racer.
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