La política -y todo lo que conlleva- es un tema bastante complicado; creo que siempre lo ha sido pero, por estos días, ha llegado a niveles surrealistas: un megalómano, estafador -como muchos 'hombres de negocios'- y criminal está dirigiendo el ala ejecutiva del país con el ejercito más grande del mundo.
Por otro lado, la constitución de este país ya tiene casi dos siglos y medio -creo que es, por mucho, la más estable-; o sea, en nuestro país -creo que- la última fue apenas redactada hace cuarenta años o así.
Y quienes la escribieron -al igual que todas las anteriores- fue un grupo de las personas que han mantenido el capital desde que eramos una colonia del imperio español: su único interés fue mantener todo el poder -y los bienes- en las mimas manos de siempre.
No sé si con el paso del tiempo me he vuelto más cínico -igual no creo (casi) nada que no pueda ver- pero no siento ninguna atracción sobre las celebraciones que se llevan a cabo por estos días en el país: desfiles de centros educativos y caravanas con antorchas.
Nunca hemos sido independientes.
Pero, al menos, es uno de los asuetos contemplados en el código de trabajo nacional: al menos es un día para realizar la mayor parte de mis actividades sin preocuparme -o casi- de que me contacten del trabajo.
Y así estuvo el día...
El lunes fue un día de asueto en el país: se celebraban -conmemoraban- doscientos cuatro años de nuestra separación de la madre patria; me levanté a meditar y me sucedió algo interesante: me olvidé -me ha pasado ya en otra ocasión- de poner la alarma antes de meditar y extendí el tiempo hasta los cuarenta y un minutos.
O sea, más del doble de lo que ando meditando por estos días; y diez minutos más de lo que espero completar al final del reto de los mil días; la verdad no fue una mala experiencia.
Como había previsto una visia a mi tía favorita -ha andado con quebrantos de salud- le había pedido a Rb que realizáramos por la mañana las actividades de la tarde: limpieza de los pisos -ella lava el trapeador- y la rutina de ejercicios; además, debíamos preparar los almuerzos de la semana.
Antes de realizar la limpieza avancé un poco con el material de AWS: ya llevo dos archivos -de cincuenta y un preguntas cada uno- con un porcentaje de más de noventa por ciento el primero, y casi el ochenta por ciento el segundo.
A media mañana realicé el barrido y trapeado que completo dos veces por semana; luego Rb empezó a preparar el pollo con manzana verde que hemos consumido en un par de ocasiones; pero apenas estaba comenzando cuando la llama de la estufa se debilitó: tocaba cambiar el cilindro de propano.
Rb sugirió que empezáramos con la rutina pues el servicio de entrega del gas no es muy eficiente; y estábamos como a mitad de la rutina cuando vino un joven en motocicleta a realizar la entrega; me tocó que salir con pesas en los tobillos a recibir el nuevo cilindro.
Después de comprobar que el gas había quedado correctamente instalado continuamos con los ejercicios; después nos bañamos, sacamos a caminar a los perros y terminamos de preparar los almuerzos.
Almorzamos casi a las dos de la tarde y después estuve leyendo un poco de Les Delices de Tokyo -la parte final-; a las tres treinta y cinco tomé la otra mitad de los mini muffins, un par de güisquiles que habíamos cosechado por la mañana y mi mochila negra; y me dirigí a la casa de mi tía.
Las calles estaban bastante vacías por lo que llegué a la casa de mi tía diez minutos antes de lo que había previsto; me estacioné en la calle -a la par de la iglesia, pues había un auto frente a la casa- y toqué el portón.
Mi tío bajó a abrir el portón y subí al espacio que mi primo les proporciona para su habitación; un poco después salió mi tía; en el ínterín mi tío me estuvo explicando un poco la forma en la que interpreta la trompeta.
Le entregué a mmi tía la bolsa hermética en la que llevaba los mini muffins y los dos güisquiles; y nos estuvimos conversando por casi dos horas -mi primo favorito nos acompañó durante un rato-; fue una tarde bastante agradable.
Un poco antes de las seis de la tarde les comuniqué a mis tíos -mi primo se había despedido un rato antes- que me retiraría del lugar y mi tío me acompañó al portón -y a mover el auto que estaba estacionado frente a la casa-.
Por la noche vimos una película que había encontrado en un video de filosofía la semana anterior: Mr Church; en donde Eddy Murphy interpreta a un cocinero negro que entra en la vida de una madre moribunda y su hija de seis años; me recordó un poco a the lilies of the field.
El martes me confundí al parar la alarma y me tocó que recomenzar la meditación cuando volvió a sonar a los cinco minutos; después hice los tres wordle y entré a la reunión diaria del equipo de trabajo.
Durante el resto de la mañana estuve tratando de adelantar un poco en las asignaciones que nos ha estado distribuyendo el supervisor en el imperio del norte; también leí un poco, repasé un poco de AWS e hice algunas lecciones de Duolingo.
La reunión del mediodía estuvo un poco intensa: las asignaciones han estado bastante pesadas y, la verdad, las encuentro irrelevantes; o sea, estamos probando algo cuando una nueva versión ya fue liberada.
La media hora programada se extendió a casi el doble; y en la última parte de la misma utilicé los audifonos con bluethoot para ayudar a servir el almuerzo -y consumirlo luego-; después sacamos a caminar a los perros.
Por la tarde lavé los trastes del día, preparé café y té -y consumí la penúltima cuarta parte de uno de los zepelines que Rb me trajo el jueves anterior- y luego estuve haciendo algunas lecciones de ajedrez en Duolingo.
A las cuatro y media caminamos a los supermercados en dirección sur; llegamos hasta la altura del más alejado pero allí nomás dimos la vuelta; en el que queda a mitad del camino compramos algunos bananos.
Por la noche ví el penúltimo capítulo de la segunda temporada de The Peacemaker; también bajé algunos libros pues aún no estaba seguro de qué libro leer despues de Les Delices de Tokyo; y de The Phoenix Project.
El miércoles fue un día bastante normal: reuniones de equipo durante la mañana, un poco de trabajo -sigue el supervisor en el imperio del norte con sus asignaciones- y, al final de la tarde, la rutina de ejercicios de la mitad de la semana.
Además, un poco de avance con la lectura -The Phoenix Project-, empecé a ver una serie coreana: The butterfly; y continué repasando la información de AWS: ya avancé hasta el tercer archivo -de cinco- con resultados bastante aceptables; también fue el último día (de cien) de mi reto de no acceder a sitios de contenido indecoroso.
El jueves empezó bastante temprano: me levanté a las cuatro y cuarto: habíamos acordado, con Rb, salir a las cinco de la madrugada con rumbo al laboratorio en el que se haría las casi veinte pruebas que la ginecóloga le había indicado, un par de semanas antes.
Medité veinte minutos y, a las cinco menos veinte, entré a la habitación de Rb, a despertarla; ella había preparado la mayor parte de lo que se llevaría, desde la noche anterior: agua, desayuno, entre otros.
A las cinco abordamos el auto e iniciamos el camino hacia el centro histórico: el laboratorio empieza a atender a las seis de la mañana por lo que preferimos esperar un rato en el lugar a enfrentarnos al tránsito del inicio del día.
Debido a la hora encontramos muy poco tránsito -aunque la ruta no estaba completamente vacía- y, un poco después de las cinco y media, nos estacionámos delante de la entrada al laboratorio; otras personas llegaron un poco antes de que abrieran.
A las seis de la mañana se presentaron los trabajadores, esperamos un par de minutos más y luego nos depedimos; e inicié el camino de vuelta a casa; el cual no estuvo tan tranquilo como el de más temprano: en un par de secciones tuve que avanzar muy lentamente.
Un poco más de una hora después estaba estacionando el automóvil frente a la casa de Rb; debía de darles el desayuno a los perros a las nueve menos cuarto, por lo que me preparé el propio y, después, le envié fotos a Rb documentando la alimentación de sus mascotas.
Después intenté dormir un poco pero la coducción hasta -y desde- el centro histórico me había dejado bastante despierto; me puse a hacer lecciones de Duolingo y a repasar la información del certificado de AWS.
Rb retornó un poco después de la mitad de la mañana: afortunadamente pudo hacerse todos los exámenes en el lugar -excepto el de densitometría, por el que pasó al hospital de la Cruz Roja- y retornó bastante temprano.
Sacamos a caminar a sus perros y luego me metí a la ducha: había acordado pasar por mi hija mediana a la una de la tarde, para almorzar juntos y pasar un poco de tiempo en el parque temático de costumbre -aunque con ella sería la primera vez-.
Los días han estado -y se espera que continúen- bastante grises: hay un par de depresiones tropicales en el pacífico por lo que, especialmente por las tardes, las lluvias han sido bastante frecuentes.
A las doce y cuarto tomé el auto y salí al boulevard, el cual estaba completamente lleno: la cola empezaba apenas en la siguiente calle; y la lluvia estaba un poco fuerte; me resigné a llegar tarde pero esperé hasta un poco antes de la una para llamar a mi hija.
A la una menos cuarto avisé que llegaría tarde: apenas iba por la mitad del camino; y la lluvia continuaba con una intensidad mediana; al final a la una y diecinueve minutos estaba delante de la puerta del apartamento de mis hijos -tuve que enviarle un mensaje a mi hija para que me abriera, ya que un par de semanas antes le había dado todas las llaves-.
Lo interesante fue que en ese sector la lluvia aún no se había presentado; por lo que pudimos caminar sin ningún contratiempo hasta el parque temático; allí compré una pizza y un doble litro de agua gaseosa.
Nos dirigimos al área de mesas -en el camino vimos a dos niños resbalarse debido a los restos de lluvia- y procedimos con el almuerzo; yo había llevado mi Scrabble pero no jugamos, únicamente le enseñé un poco de los algoritmos del cubo de Rubik de 4x4 y 5x5.
También conversamos un poco sobre sus planes a corto y mediano plazo: aún no ha conseguido empleo -está sobrecalificada para la mayoría de los que aplicó- y su plan a mediano plazo es retornar a Japón -estuvo allí algunos meses hace dos o tres años-.
Como siempre, me ofrecí a ayudarla en lo que pudiera, aunque me cuesta pensar en formas de ayudarla; conversamos un poco sobre las lecturas que estamos llevando a cabo y esperamos en el lugar un buen tiempo ya que la lluvia había -por fin- llegado al sector.
Un poco después de las tres nos retiramos del lugar: mi intención era empezar el camino de vuelta a casa antes del tránsito del fin del día; pero no lo logré: nos despedimos un poco después de las cuatro de la tarde, y salí a un embotellamiento de media hora para avanzar un par de calles.
Pero eso fue lo más terrible; o sea, en el resto del trayecto también encontré otros puntos con avance lento, pero no como el principio; al final vine a casa un poco después de hora y media de empezar la conducción.
Y no me acordaba que era día de ir a los supermercados: aunque no nos urgían provisiones -Rb había comprado bananos por la mañana- debíamos pagar cincuenta centavos en la panadería en dirección norte.
Rb me había comprado el pan para mis desayunos del fin de semana -había salido a buscar uvas mientras yo manejaba de regreso- y la dependienta no tenía cambio; aunque la lluvia había amainado portamos chumpas y Rb sacó el paraguas.
Pasamos a la panadería -queda a mitad del trayecto- a pagar la deuda y luego caminamos hasta el lugar en donde pasan los buses intermunicipales; en el supermercado compramos un par de pencas de bananos verdes.
Por la noche estuve acompañando a Rb mientras veía sus series: generalmente utilizo este tiempo para hacer Duolingo, jugar ajedrez, leer un poco, armar algún cubo de Rubik, o -últimamente- repasar las preguntas para el exámen de AWS.
Debido a que me había levantado bastante temprano me sentía agotado; un poco después de las diez me despedí de Rb y me metí a mi habitación, a leer un poco, meditar y luego tratar de conciliar el sueño.
Además, habíamos acordado que el viernes empezaría -otra vez- bastante temprano: hacer ejercicios por la tarde le ha provocado -o eso sospecha- molestias estomacales a Rb, quería probar el efecto de hacerlos al inicio del día.
Pero, como yo empiezo a trabajar -por estos meses- a las siete de la mañana, acordamos que la levantaría a las cinco horas cincuenta y cinco minutos, para empezar la rutina a las seis de la mañana.
Pero, como yo medito veinte minutos después de despertarme -y veinte minutos antes de dormirme- debía levantarme a las cinco y veinte; por lo que puse la alarma para esa hora y empecé el día más de una hora antes de lo normal.
Ejercitarnos al empezar el día estuvo bien; aunque sentí ciertas molestias en los brazos y el abdomen por los últimos ejercicios agregados al video del día; lo malo fue que no me dió tiempo de bañarme antes de entrar a la reunión del inicio del día: terminamos justo a la hora.
Tomé la reunión en la mesa del comedor y cuando terminó -usualmente tarda media hora- me metí a la ducha; después me preparé el desayuno de los fines de semana; un poco después tuvimos la reunión semanal del equipo.
La cual estuvo un poco rara: mi supervisor se mostró bastante decepcionado de que no hubiera terminado una asignación después de tres días; y es que, la verdad, nomás le he estado dando largas al asunto.
Pero, después de la reunión, me puse a trabajar en el trabajo atrasado -incluso llamé al analista más brillante del equipo, para que me ayudara con un par de dudas-; al final no pude completar toda la tarea -por cuestiones del equipo-, pero reporté un par de hallazgos en la misma.
Para el almuerzo prescindimos del pescado de los viernes: debido a los cambios en la semana aún teníamos una porción de los almuerzos que preparamos el lunes; por lo que consumimos la última parte del pollo con manzanas verdes -y arroz-.
Por la tarde me ocupé completamente con una asignación en la que estamos trabajando los cuatro analistas -habíamos tenido una reunión un poco antes del mediodía-: preparar un grupo de pruebas bastante extenso; me pasé una buena parte de la tarde agregando detalles a mis casos de prueba.
Por la noche ví un capítulo de la segunda temporada de The Peacemaker, y el segundo capítulo de Butterfly; esta última serie es de acción -espías, sicarios y así- pero el transfondo es sobre la relación paterno-filial; creo que por eso me parece atractiva.
Un poco después de las once me despedí de Rb, me lavé los dientes y me metí a mi habitación; en donde leí la última parte del capítulo de Harry Potter e a camara secreta, medité y después, intenté conciliar el sueño.
Y a ver cómo sigue eso...
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