Cuando era joven ví -no recuerdo si la ví de principio a fin- Stand by me; la música me pareció genial; y la serie de aventuras que le suceden a los niños me pareció interesante; también la parte final.
Fue mucho tiempo después que me enteré que estaba basada en un cuento de Stephen King (The body); de quien ya había escuchado por Carrie y Cujo -el perro diabólico-; ahora también existe La Cúpula, La Neblina; y me imagino que muchas más.
Un gran contador de historias.
El primer libro que leí de este autor -lo encontré (sin pastas) en la casa de un amigo de bachillerato, por lo que al principio creí que era una historia real- fue Carrie; mucho tiempo después Saco de Huesos, La Zona Muerta, Mientras Escribo, La Cúpula, y quizá dos o tres más (mi hijo menor ha leído muchos más de este autor).
Y hace unos días me enteré de la película en el título de este texto: una Youtuber mejicana que publica videos dando su opinión de películas recientes sacó un nuevo video comentando sus impresiones de la misma.
Generalmente veo su contenido; pero, por alguna razón, decidí que prefería ver la película antes; creo que fue porque ví que estaba basada en un cuento de King; y leí algunos buenos comentarios sobre la cinta.
Entonces le propuse a Rb que nos tomaramos un tiempo para verla -hacía tiempo que no veíamos ninguna serie o película juntos-; ella aceptó y procedí a buscarla en nuestras páginas usuales -al final la terminé bajando con el cliente de Torrent-.
Y está muy buena; muy muy buena; es una muy buena alegoría al viaje mayor; y me recordó -muchas cosas, pero, especialmente- al arco de la historia del cuento en el que se basa la película Contacto.
Y es que, quizá por la edad, he estado encontrando más material audiovisual que -aunque en otros tiempos, o circunstancias, me hubiera incomodado, ahora- me da paz; como el TikTok que publicó en su estado una de mis conocidas de Camerún: I will never feel bad about where I am in life because we're doing all this stuff just to die.
Y a ver cómo va eso.
El domingo me levanté a las seis y media; medité -creo que me pondré a trabajar en ralentizar mi ritmo de respiración durante esta actividad-, hice los tres wordle y luego me puse a hacer lecciones de Ajedrez -echecs- en Duolingo.
A las ocho salí a prepararme el desayuno de los domingos -por fin me terminé el paquete de ocho tortillas de harina que he tenido en el freezer por varios meses-; Rb salió un poco después de su habitación y me pidió que la llevara a la iglesia a las diez -y no a las nueve cuarenta y cinco, como me había pedio el día anterior-.
A esa hora me vestí, tomé mis dos billeteras y las llaves del auto y nos dirigimos a la iglesia; el tránsito estaba bastante tranquilo; por lo que no tuvimos muchas dificultades en llegar al lugar; en donde Rb se apeó del auto y yo retorné a casa.
Antes de salir había empezado una lección de Data Analytics en la página de CISCO -paralelamente estoy haciendo algunas lecciones de React en freecodecamp- y eso fue lo que continué haciendo luego de retornar -también estuve hablando con mi amiga de Camerún-.
Y eso fue el resto de la mañana, además de preparar las gelatinas para los almuerzos de la semana; había puesto una alarma para las doce menos cuarto, pues el mediodía es usualmente la hora en la que Rb me llama para que vaya por ella.
Justo cinco minutos después del mediodía Rb me llamó -por whatsapp-; volví a vestirme y saqué el auto; el tránsito estaba un poco más pesado que en el primer viaje; pero no me tardé mucho en llegar al comercial que queda frente a la iglesia -habíamos acordado reunirnos en ese lugar-.
Encontré a Rb en la sección de congelados -estaba hablando con una pareja de ancianos y me los presentó como los papas de uno de sus alumnos (de hace más de treinta años)-; luego condujimos la carreta del supermercado hasta las cajas de autopago (frambuesas, bananos.
El viaje de regreso no estuvo tan complicado; o sea, había un poco de tránsito, pero era manejable; incluso pasé a una gasolinera a mitad del camino, a rellenar de aire la llanta trasera del lado del piloto; aunque la otra también andaba un poco baja.
Y me dije, otra vez, que debo pasar a un pinchazo a que sustituyan las dos llantas actuales por las dos que me regaló mi único amigo de la facultad; para el almuezo preparamos ensaladas (yo) y alitas de pollo (Rb).
Después sacamos a caminar a los perros; el tiempo ha estado -en general- bastante agradable; un poco más tarde me metí a la cocina a lavar los trastes del almuerzo, y a preparar café -el que consumí con el último cubilete del jueves- y té.
Durante la tarde continué avanzando en unos videos de Data Analytincs que estoy viendo en la página de CISCO; son bien básicos -o sea, la mayor parte de lo que enseñan ya lo he aplicado en mi trabajo-, pero me interesa obtener el badge para agregarlo a mi cuenta de Creedly.
Rb decidió hacer una siesta -se ha estado sintiendo más agotada últimamente- y quedamos en que la despertaría a las cuatro y media: a esa hora debíamos empezar a preparar los almuerzos de la semana siguiente.
Puse una alarma ya que a veces se me ha pasado la hora; la tarde se puso lluviosa y, después de despertar a Rb, me dediqué a pasar por el picador de verduras tres güisquiles, cuatro o cinco zanahorias, un puñado de arvejas chinas y un gran tallo de apio.
Por la noche ví el final de Ne Zha; después vimos la película que dá título a este texto; y esto lo pudimos realizar porque cancelaron la clase de teología a la que Rb asiste -online- los domingos por la noche.
El lunes me levanté a las seis y media; a pesar de que habían cancelado la reunión del día: era el Labor Day en el Imperio del Norte; me levanté a meditar y luego resolví los tres wordles.
Después jalé la computadora del trabajo a la cama; quería revisar los correos del fin de semana y realizar los pagos del primer día del mes: la cantidad simbólica que le transfiero a Rb; y la cuota mensual del mantenimiento del apartamento de mis chicos.
Además, empecé las lecciones semanales de Duolingo; eso me entretuvo hasta después de las ocho; luego me quedé dormitando en la cama; Rb entró un poco después a comentarme algo -no recuerdo el tema-; le contesté pero seguí en cama.
Me levanté un poco después de las nueve; me preparé el desayuno y me quedé trabajando en mi Lenovo personal; aprevachando que era el primer día del mes, preparé un mensaje de texto alegórico y se lo mandé a la mayor parte de mis conocidos en Whatsapp.
Algunos -más de la mitad?- me respondieron; y con dos o tres amplié un poco la conversación; el resto del día estuvo bastante calmado; un poco antes del mediodía el analista más joven le preguntó al supervisor si habría reunión al medio día; y le contesté -en un mensaje aparte- que era asueto para ellos.
Almorzamos la primera de las porciones de comida china que preparamos el día anterior y luego continuamos con la rutina normal; como el trabajo estaba tranquilo continué avanzando con el material de Cisco.
A las cuatro de la tarde hice la limpieza que hago dos veces por semana; luego, a las cinco, realizamos la rutina de ejercicios del primer día de la semana laboral; después de la ducha me retiré a mi habitación a realizar las lecciones nocturnas de Duolingo.
Un poco más tarde me pasé a la habitación de Rb; aunque, por haber estado medio dormitando, ya no quise ver ninguna película -o serie- nomás me estuve acompañándola, mientras jugaba algunas partidas de ajedrez -contra Oscar-.
Y a ver cómo sigue eso...
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