Al final no me dormí tan tarde anoche. Igual, esta mañana no me quería levantar. Puse la alarma para las seis y media para lavar una hora y luego ir tranquilamente por mis peques a las 8:00. Me desperté como a las seis y seguí dormitando, oía la lluvia caer. Me levanté finalmente como a las siete y cuarto.
Salí a lavar un poco de ropa. Estaba lloviznando así que no tenía muchas esperanzas de que se secara para mañana. Lo bueno es que el vecino nicaragüense tiene unos lazos dentro de la pestaña y salió a decirme que colgara la ropa allí pues no se secaría en la terraza. Tendí un poco y deje unas camisas y calcetines en remojo pues se mi hizo tarde. Como a las ocho y cuarto entré a ordenar un poco mi habitación. Ya solo me dió tiempo de hacer la cama. Ni siquiera barrí.
Pasé al supermercado y a la tienda y llegué a la casa de mis peques como a las ocho y cuarenta. Empecé a preparar el desayuno -cereal, huevos, jamón, tomate y aguacate- y mi hija mayor me comentó que su madre no nos acompañaría a desayunar. Un misterio para mí pues estaba en una habitación. Preferí no insistir. Le indiqué a mi hija segunda que preguntara si le dejábamos el desayuno e indicó que le daba igual. Le dejé una porción de lo que desayunamos.
Casi a las diez nos venimos a mi habitación. Mientras mis chicos armaban tres cubos de Rubik barrí y terminé de ordenar la habitación. Vimos unos videos de Country, la relación aurea y otro en inglés. Luego realizamos la nueva rutina: dos en las portátiles y el tercero jugar ajedrez conmigo. Más que jugar ajedrez trato de ponerme al día, especialmente con la más grande.
Mi hija mayor fue a examinarse a uno de los mejores colegios -y más caros- del país. Las timósamente sus notas no han sido tan buenas el año pasado y este. Le comenté que no debía desanimarse si no podía ingresar allí, que siempre hay otras opciones y que trataría de contactar a uno de mis amigos que van en los primeros años de medicina para que asistiera mientras está en el bachillerato como oyente a algunas clases del primer año.
También conversé con mis hijos pequeños pero la grande es la que ahora está en el medio de la acción. Incluso ahora tiene dos pretendientes en vez de uno. Es interesante lo que el hijo mayor sufre, especialmente por la inexperiencia de los padres. Espero que salgamos todos fortalecidos de esta etapa.
Parte del tiempo compartido este día -fue mucho más de los normales veinte minutos- fue la revisión por parte de cada uno de mis chicos de un catálogo con todas las carreras de todas las universidades del país. Les pedí que anotaran en la última hoja de su diario al menos cinco opciones de carreras que les gustaría estudiar cuando lleguen a la universidad.
Me parece intersante que mi hija mayor haya considerado auditoría, medicina, psicología y leyes. Mi hijo chico ciencias de la comunicación y mecatrónica. Pero lo que más me sorprendió fue ver el listado de opciones de mi hija segunda, como diez. Ella ha estado desde hace algunos años bastante insistente con estudiar biología. A ver por cual carrera se decide cada uno.
A media mañana salimos a comprar ingredientes para sandwiches pues habíamos planeado ir al IRTRA. También tomamos algo de tiempo para leer. Un poco antes de las dos preparamos los emparedados y como ya era casi la hora del almuerzo -y estaba lloviznando- comimos dentro de mi habitación. Después de almorzar empacamos unos libros y nos dirigimos al IRTRA. Como a tres calles de acá empezó a lloviznar y nos refugiamos en una cornisa. Esperamos cinco o diez minutos leyendo y luego volvimos a intentar avanzar pero empezó a llover nuevamente.
Acordamos con mis chicos retornar a la habitación por el riesgo de terminar empapados. Volvimos a tomar la rutina de las mañanas: Juegos en portátiles y ajedrez. A las seis vimos como veinte o veinticinco minutos de Episodio I -la otra semana creo que terminamos de verla- y a las seis y media fui a dejarlos a su casa.
Retorné a comprar el salami y el pan del almuerzo de mañana. Por no haber ido al IRTRA no gasté los seis o siete dólares que usualmente invierto en la actividad -aunque no me hubiera pesado hacerlo- por lo que creo que no tendré que tocar el buffer para llegar al fin de mes.
Vine a bajar la ropa que tendí en la mañana. También había colgado una camisa dentro de mi baño, con lo que comprobé que puedo -en una emergencia- secar también allí la ropa. Lavé unas camisas que había dejado aún en remojo por la mañana y luego terminé de ver el último capítulo de Homeland Season 2. Espero no dormirme más tarde de las nueve y media pues me espera una intensa última semana de mes.
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