martes, 21 de mayo de 2013

Genocidio si, genocidio no...

La semana pasada -o antepasada, creo- la frágil calma de nuestro país se vió amenazada por la condena a una anciano de más de ochenta años.  No se porqué sacan el tema de la edad del acusado cuando se ponen a enumerar las razones de no juzgarlo por lo que lideró.  La semana pasada lo condenaron a ochenta años y la mayoría de mis conocidos estaba de que lo veía y no lo creía.  Yo me imaginé que era demasiado bueno para ser cierto, nuestra democracia no está lo suficientemente consolidadad como para procesar a alguien influyente al mismo nivel que al ciudadano común.  No me equivoqué, este día -o ayer?- una sala revocó la sentencia...

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El martes pasado salí al mediodía a almorzar al parque, la sopa mejorada de los martes.  Había quedado con la voluntaria con la que habíamos compartido un café el mes anterior de volver a vernos este día.  Salí un poco después de las 5:30 y estuvimos conversando hasta casi las ocho.  Luego me pasó a dejar a una estación del transmetro.

El miercoles no salí a almorzar pues tenía un tema que debía entregar al final del día y si no me enfoco me cuesta terminar lo que empiezo.  Salí casi a las ocho de la oficina y pasé a comprar una torta para la cena.

El jueves tuvimos la reunión semanal de equipo.  Estamos empezando a medir nuestra productividad y aún estamos aprendiendo.  También decidimos desayunar en equipo el miercoles de esta semana.  Al mediodía almorcé con uno de los lectores dirigentes del círculo de lectura.  My call. Este día salí como a las 5:30 y pasamos con el compañero del BMW a jugar una hora billar.  Luego tomamos el transurbano.  El voluntario que vive en la misma colonia me había enviado un mensaje al celular disculpándose porque estaría ocupado en una graduación el viernes.

El viernes no salí nuevamente a almorzar, aunque si salí a caminar un rato, y a recargar mi tarjeta del transporte público.  Salí de la oficina un poco después de las siete y vine a cenar con un asado del puesto que queda a dos calles de mi casita.  No me dieron ánimos de dejar ropa en remojo.

El sábado en la mañana fuí al círculo de lectura.  Terminamos de analizar El Gran Gatsby y nos tocó que terminar un poco antes la reunion pues por estarse celebrando el día -o la semana más bien- internacional de los museos fuímos interrumpidos por música y actos protocolarios.

Como terminamos la reunión mucho antes de lo esperado decidí visitar con el mismo grupo que había visitado tres o cuatro semanas antes.  Con mi amiga del voluntariado de los cafés tomamos el transmetro -su auto estaba en el taller- y nos dirigimos hacia donde yo debía encontrar a mi grupo de visita y ella caminar hacia su casa.

Como no había comido nada -y no tenía también tanta hambre- pasé a un supermercado a comprar un yogurt y una dona -casi como Portland- y me dirigí al OBelisco, en donde nos había citado.

Al final nos reunimos seis voluntarios y nos dirigimos en bus al asilo asignado.  Yo había visitado allí algunas veces hace dos o tres años.  La visita estuvo tranquila, bastante música y conversación con algunos ancianos.  Lo emocionante realmente fue lo que nos sucedió antes de llegar al lugar de visita:  Estábamos esperando a otro voluntario, que supuestamente siempre llega tarde y -al parecer- pasaron disparando a la tienda que estaba al otro lado de la calle.  Yo oí las explosiones pero no realicé la asociación tan rápido.  El guardia de la tienda, sin embargo, reaccionó bastante bien, desenfundó su arma y se cubrió en una columna.  ¿Habrá estado ya en algún otro incidente del mismo tipo?

Después de la visita retorné a mi habitación, compré pan y un tamal y vine a cenar a mi habitación.  También dejé ropa en remojo.  He estado viendo nuevamente la segunda temporada de Homeland y este día había terminado de bajar Looper.  Me dormí bastante tarde.

El domingo me levanté a las siete a lavar la ropa y luego me fuí a la casa de mis chicos a prepararles el desayuno.  Desayunamos en paz, incluso mi ex esposa trató de animar un poco la conversación interrogándome sobre mi trabajo voluntario.  Un poco antes de las diez nos venimos con mis chicos a mi habitación.  Estuvimos viendo el trailer de Lluvia de Hamburguesas 2 -viene en septiembre- y algunos otros videos, algunos en inglés.

Salimos al mercado a comprar mis verduras para los almuerzos del lunes y martes y luego les dí 20 minutos a cada uno en computadora.  Con el tercer jugué ajedrez aunque traté más bien de entablar una conversación un oco seria.  Al mediodía salimos a almorzar a Mc Donald's y luego pasamos una hora a la biblioteca de la universidad.  Para finalizar el día vimos veinte minutos de Star Wars Episodio I.

A las seis y media los fuí a dejar y pasé a la panadería por el panito para  la cena y el almuerzo del lunes y al supermercado por el salami del lunes.  Después ví un poco de Homeland.  Me dormí alrededor de medianoche.

El lunes nos tocaba reunión a las 7:00.  Yo llegué como a las seis y media, Ant llegó como a las 6:55 y la compañerita y el compañero del BMW llegaron como a las 7:10 y 7:20 respectivamente.  Como la penitencia era comprar el desayuno para los que llegaran después de las siete, la compañerita nos compró tacos y quedamos que el compañero del BMW compraría panitos el martes.

Al final se decidió que el martes sería el desayuno de departamento que habíamos programado para el miércoles.  Durante la mañana estuve trabajando en un par de documentos que me tocó que reparar y en la tarde tuve una reunión con un área con la que había trabajado hace un par de meses.  Desafortunadamente el aire acondicionado portátil de la oficina estaba a la par de la mesa de reuniones y desde ayer por la tarde ando con secreción nasal. Salí de la oficina un poco después de las ocho y mi jefa me pasó a dejar a una estación del transmetro.  Iba a dormirme medio temprano pero al final me tocó que conversar como cuarenta y cinco minutos con la novia -o ex novia?- del voluntario al que le dí clases hace como veinte años.  My call.


Este día me levanté igual que ayer, como a las cinco.  Me dirigí al restaurante e en donde nos habíamos citado y me tocó que esperar como media hora a que llegara el siguiente compañero, el del BMW.  La compañerita, Ant y nuestra jefa andaban juntos -en el salón- por lo que llegaron bien tarde, la jefa de mi jefa y su secretaria llegaron un poco después de la hora acordada.

Desayunamos, nos tomamos fotografía de equipo y nos dirigimos a la oficina un poco después de las 8:30.  Estuve trabajando en la mañana en el desarrollo de un par de documentos y en revisar mis resultados mensuales, voy como al 50% de mis objetivos con el 75% de tiempo consumido.

Como había desayunado bien no salí a almorzar, aunque salí a recargar mi tarjeta del autobús.  Ya solo me queda un sello para completar la tarjeta con la que supuestamente me darán un obsequio para conmemorar a la madre.  Veré a quien se lo regalo.  Por la tarde continué con la revisión del avance de mis proyectos, como la compañera de mi jefa me indicó que saldría a las siete decidí esperarla.  Al final me avisó cuando se estaba retirando pero creí que ya se había ido cuando bajé al sótano.  La llamé un par de veces y al no recibir respuesta empecé a caminar hacia la estación del transmetro.  Como a calle y media me llamó comentándome que estaba esperándome en la puerta del estacionamiento.  Retorné al edificio  y nos venimos conversando sobre el desarrollo de nuestros respectivos hijos.

Le pedí a la compañera de mi jefa que me dejara cerca del supermercado más cercano a mi colonia pues el viernes me gané -en Facebook- una cena en un restaurante de hamburguesas y pasé a cenar allí hoy.  Como estaba empezando a lloviznar aproveché para cenar tranquilamente mientras entreleía One Bird One Stone.  Luego me vine caminando a mi casita.  Espero no develarme mucho pues ya resiento los períodos muy cortos de sueño de estos últimos días.  La secreción también continúa.  Espero mejorar antes del sábado pues supuestamente puedo visitar doble, no hay actividad con el círculo de lectores.

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