viernes, 5 de marzo de 2010

Porque es mejor pretender que no sabes nada de computadoras...

A finales del año pasado -me parece- encontré una página de comics muy buena, creo que llegué a ella via Texts from Last Night, no recuerdo como llegué a TFLN, tengo la impresión de haber estado buscando algo de Salinger en la web. En fin, la página se llama TheOatMeal, me parece que el primer comic que vi fue el que explicaba el éxito de libros como Twilight y New Moon. Me pareció gracioso, no me llamó la atención leer los libros de esa serie, aunque debo confesar que he leído todo lo de Dan Brown y los siete libros de Harry Potter.

Uno de los comics que más me gustó de TheOatMeal -el humor que usa este tipo es bastante ácido en la mayor parte de sus trabajos- fue el que se fiere al título de este post, creo que esta ha sido mi política en la mayoría de situaciones personales luego de terminar la universidad.

Quizá la gran excepción fué cuando asesoré a un amigo en PDX al comprar su portátil, aunque en este caso, creo que fué más cuestión de idioma que de tecnología: El no hablaba nada de inglés.

En el caso del lugar donde vivo, he mantenido mi bajo perfil en el tema. Vine a vivir acá con tres maletas de viaje y dos portátiles, siempre siempre siempre mantengo las puertas y ventanas cerradas y no ha entrado a mi habitación más que mis niños -y R por supuesto, que vino un par de noches a ver películas-. Cuando tenía como cinco meses de vivir acá, y dos semanas de haber renunciado a mi trabajo en el centro de impresión de data variable, un día me puse a investigar sobre seguridad de redes, pues ya había captado una señal bastante aceptable de uno de mis vecinos pero tenía password -wep le llaman-, total, un fin de semana me dediqué a seguir los pasos de un par de tutoriales que encontré del tema para desencriptar passwords y 'voilá' acceso a internet. Fueron largas noches de lectura de blogs, navegación en foros y descarga de películas pero, como creo -y bastante- en el Karma, me hice el firme propósito de contratar un servicio y pagar por el mismo.

Más o menos por esos días, estuve escuchando conversaciones fuera de mi habitación sobre contratar un servicio colectivo, como 5 de los siete que vivimos acá tenemos computadora, se veía atractivo. Me mantuve al margen de las conversaciones -en general me mantengo al margen de las conversaciones de mis vecinos- y únicamente me hice el enterado cuando vinieron a proponerme asociarme con ellos. Accedí y empecé a pagar una cuota mensual por el servicio, total lo mejor es la legalidad, además, muchos días mi vecino aparentemente movía de lugar su antena o la apagaba y yo me quedaba sin señal. Mi jefe también me había comentado que habían bastantes posiblidades de que empezara a trabajar desde mi casa, por lo que era imperativo contar con una señal constante.

Y así, pasaron cinco o seis meses de este servicio de internet. Me fastidiaba que algunas noches la señal de pronto se fuera y tuviera que ir a tocarle la puerta a nuestro vecino que colectaba la cuota mensual. Otros días no había internet por varias horas al día. A todo esto, seguía con mi política de no entrometerme con la parte técnica. La única condición que yo había solicitado era que el acceso fuera por medio de cables, bien sabía los riesgos que corre una señal inalámbrica. Hace como dos meses vinieron con el cuento que estaban actualizando el servicio, que por la misma cómoda mensualidad ahora tendríamos más ancho de banda y además, señal wifi. Seguí sin meterme en el asunto técnico, pero, hace un par de semanas, el servicio había estado bastante lento, siempre que quería bajar algún documento o video, el servicio indicaba que ya alguien más estaba haciendo uso del servicio -algo que no ocurría en los meses anteriores- por lo que temí lo que podía estar sucediendo, pues la señal de wifi estaba sin ninguna seguridad.

Lo peor sobrevino hace un poco más de una semana, no pude conectarme a la red, tanto la señal del cable como la señal inalámbrica indicaban estar conectadas, pero no me cargaba ninguna página, fué por los mismos días que tuve que actualizar una de mis portátiles de Dapper Drake a Karmic Koala -claro que soy usuario de Linux-, total que tuve que irme a trabajar a la oficina de 5 a 9, y empecé a llamar a mis vecinos desde allí informándoles de mi situación. Regresé a mi casa como a las 10 y pude terminar mi turno acá.

A los dos o tres días se dió la misma situación, como a la hora u hora y media de haber iniciado mi turno volví a quedarme sin señal, luego retornó, luego se fué, luego retornó y así como una hora. Estuve a punto de irme a la oficina, pero, la noche anterior, 30 minutos antes de finalizar mi turno me había quedado sin señal, lo que hice fué salir al patio, captar la señal de mi vecino y terminar el turno al aire libre.

Este día realicé lo mismo y conforme mis vecinos fueron llegando de sus trabajos pasaron por el patio admirando las bondades del trabajo a distancia. Esa noche les hice ver los peligros de la wifi sin seguridad y me ofrecí a configurar una clave para el servicio, me dieron la caja del modem y configuré una clave wap -mucho más dificil de romper que la wep-, por supuesto que la señal se ha mantenido mucho más estable.

El miercoles pasado, saliendo de la biblioteca me encontré con un volante de la empresa que nos dá servicio de internet, me puse a observar el listado de velocidades y precios de cada servicio y me llamó la atención que me estaban cobrando con el segundo más caro de los cinco listados.
Por curiosidad vine a medir la velocidad de descarga y resultó que corresponde al segundo más barato de los servicios, o sea, estoy pagando el doble de lo que debería. Para estar seguro de la información me mantuve monitoreando la velocidad esa tarde y, por la noche, cuando vino el recolector de la cuota, le planteé mis dudas, diciéndole que con lo que estamos pagando -al menos yo y otro de los vecinos con los que confirmé la cuota- con tres de nosotros podríamos contratar un mejor servicio. Le cuestioné -quizá un poco menos amable de lo que debería- si la cuota la ponía él, el 'amigo' que le había transferido el servicio o la empresa de internet nos estaba cobrando por algo que no nos estaba proporcionando y me salió con que eso era lo que tenía que pagar y que conseguir un contrato de servicio no era tan fácil y blah, blah, blah.

Retorné a mi habitación, pues estaba a mitad de mi turno, pero escuché que fué a conferenciar con la vecina que tiene el router. A Ja le comentaba que a veces no sabía si era mejor en este tipo de situaciones quedarme con la boca cerrada y pagar lo que se me pedía o exigir mis derechos: Esa noche, misteriosamente mi servicio volvió a caerse a las 12:45, afortunadamente pude captar la señal externa para terminar mi turno. No se si me va a tocar buscar un nuevo lugar para vivir. La tecnología es una parte muy importante de mi koan personal.

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