miércoles, 30 de enero de 2013

Cutting...

Increible -o quizá no tanto- lo que pueden cambiar las cosas de un día para otro.  Y quizá no tan increíble porque todo está siempre en cambio, pero cuando algo es extremo -desde nuestro punto de vista- nos quedamos como en shock.

Como ayer.

Me levanté temprano -no tanto como el día anterior- y me dirigí a la oficina, en donde estuvo el día bien.  De hecho nos reunimos con mi jefa y los representantes de otras dos áreas a revisar el documento por el que me había estado quedando tardísimo la semana anterior.  El documento estuvo bastante bien de acuerdo a la opinión de los asistentes a la reunión.

A la hora del almuerzo me dirigí al edificio en el que trabajé a finales del año antepasado para tratar de recuperar Mil Soles Esplendidos.  No estaba la persona a quien se lo presté.  Un poco después de mediodía llamé a mi hija mayor y me contestó la mediana, me comento que andaban por la universidad pues tenían que investigar una tarea.  Me comentaron que andaban solas ellas dos.  Llamé después a mi pequeño y conversamos un momento.

Por la tarde estuve realizando las modificaciones -pocas- que pidieron en el documento y lo terminé y envié a las 8:00 pm.  Había recibido un mensaje unos quince minutos antes pero no lo había leído.  Mi jefa pasó a dejarme a una estación del Transmetro y cuando lo abordé leí el mensaje.  Era de mi ex esposa, pidiéndome que pasara a su casa para conversar.  La llamé comentándole que estaba tomando el autobús y que podía llegar como en una hora.  Tranquilamente me dijo que estaba bien.

Pasé a mi habitación a cambiarme de ropa y me fuí a la casa de mis peques.  Mi ex esposa me recibió fríamente y empezó co la perorata de costumbre 'que si no me importaban mis peques, que no me involucraba, con ellos, etc etc etc'.  También me indicó que ya no estudiaría los sábados y que volvíamos al régimen anterior.  Luego me comentó que mi hija mayor se había auto infligido cortes en el antebrazo.  O lo insinuó y luego conversé con mi chica mayor y me dijo que así era.

Estuvimos conversando una media hora o algo así con mi hija mayor.  Estaba bastante alterada por lo que había hecho.  Deprimida.  Ansiosa.  Muchas emociones realmente.  Al final lo que pasó fue que la discusión que tuvimos con mi ex esposa el domingo no fue tan discreta como yo había esperado.  Cada uno de mis chicos se metió a su habitación a leer o a dibujar.  Y mi hija mayor me comentó que estaba en su habitación y tenía ganas de salir a gritarnos que dejáramos de discutir. 

Que ya estábamos separados y que no había sentido en la discusión.  Realmente coincido con sus pensamientos.  En fin, tenía ganas de hacer algo violento y tomó la navaja que usa para su curso de electricidad -la punta no tenía filo- y se hizo casi una decena de pequeños cortes en el antebrazo.  Dice que le dolió bastante porque la punta estaba sin filo.  Lo tremendo es que pasé la tarde del domingo con ellos y no noté lo que había pasado.

Estuvimos conversando un rato.  Yo tratando de comprender un poco la situación y ella asegurándome que no volvería a suceder.  Lloramos un poco ambos.  Luego los envié a arreglar sus mochilas para la escuela de hoy.  Mi hijo llegó un poco después y estuvimos conversando un poco de la vida cotidiana.

Luego intenté hablar con mi ex esposa pero ahora -según ella- ya es muy tarde.  No iba a iniciar la discusión nuevamente así que me fuí a despedir de mis chicos.  Mi hija mayor aún estaba con los ojos llorosos.  Me vine a mi habitación casi a las diez y estuve leyendo un poco en internet sobre el fenómeno de la automutilación en los adolescentes.  Interesante el tema.  Lo interesante también es que ese día había comprado en la oficina un lapiz humedecedor para mi hija mayor pues se daña constantemente los labios.  O sea, debí haberlo visto venir.

Vuelve la rutina de los sábados.  Al menos retorno a las visitas.  Debo ver como trato de darle mejores herramientas a mis hijos para que gestionen sus enojos, frustraciones o tristezas.  Estuve luego viendo un poco de Route Irish y me dormí casi un poco después de las once.


Hoy me costó levantarme.  Al igual que ayer puse el reloj para las cinco y media pues tenía planes de levantarme a leer un poco Project Management for Dummies, al final me levanté un poco después de las seis.  Preparé un poco de avena y me fuí a la oficina.  A donde llegué a las 8:03.  Me llevé también mi tablero de ajedrez.  Estuve trabajando en la mañana en un listado de proyectos que debo ayudar a gestionar y al mediodía pasé al edificio frente a nuestro edificio para trasladar dinero de mi cuenta de ahorros a la de mi ex esposa: el gasto mensual.

Por la tarde continué trabajando en el documento que llevo entre manos.  Salí finalmente de mi oficina a las seis.  Me vine en el Transmetro y un poco después de las siete estaba entrando a mi casita.  Con una torta para la cena.  El lunes y ayer para el almuerzo únicamente había comido avena.  Este día mandé a comprar un almuerzo.  Un poco antes de salir estuve conversando con los dos compañeros que entraron en la misma semana que yo pues por costumbre de la oficina debemos invitarlos a desayuno o almuerzo con nuestro primer sueldo.

Acabo de bajar un libro de SharePoint pues todo indica que me quedaré administrando la distribución de los documentos en la oficina.  Veremos como va eso.

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