El miercoles me dormí tarde por ver Flightplan -Jodi Foster-. El Jueves me levanté como a media mañana, lavé la ropa que tenía en remojo y fui al banco a pasar un poco de mi cuenta en moneda extranjera a moneda nacional. Pasé a almorzar a un Taco Bell y desposité también un poco de dinero en mi cuenta de ahorros, pagué asimismo mi habitación. Como la reunión del sábado era en pijama -y usualmente no utilizo una- pasé a una tienda de ropa a comprar un pantalón de dormir.
Pasé a comprar otro par de banquitos de plástico a un almacen cerca de la dieciocho calle y luego vine a mi habitación a terminar de bajar Solomon Kane. Por la noche respondí a un par de ofertas de trabajo luego -como había planeado- fui a la casa del voluntario que vive en la misma colonia y lo invité a cenar pollo frito. Estuvimos un par de horas jugando Scrabble. Retorné a mi habitación y terminé acostándome casi a las 2 de la mañana del viernes por ver la película que acababa de bajar.
El viernes me levanté a las 6:00. Ordené mi habitación, preparé dos mochilas y una sleeping bag y me fuí a tomar el bus a Coatepeque un poco antes de las 8:00. Como en cierta parte del camino había una manifestación el bus tuvo que tomar una via alternativa alargando el viaje un poco más de una hora y encareciendo el pasaje como el 15%.
Llegué a Coatepeque alrededor de las 3:00. Llamé a la voluntaria que se había ofrecido a recibirme en su casa y pasamos por otra estación de buses a recoger a otro de los voluntarios que había llegado ese día. Hs también había llegado el viernes pero ya estaba hospedado en otra casa. Estuvimos en la casa de esta voluntaria la tarde del viernes viendo televisión -por primera vez para mi desde el año pasado- y por la noche fuimos a la Feria de la localidad en donde estuve hasta casi las dos de la mañana que otro de los voluntarios nos consiguió aventó de vuelta a la casa en donde estabamos quedandonos. Antes de dirigirnos a la feria estuve ayudando a dos voluntarias y un voluntario a preparar los pasteles que se ofrecerían al día siguiente. Tenía casi una decada de no separar la clara de los huevos para preparar turrón.
El sábado me desperté casi a las 10:00. Desayunamos frente a la tele y salimos a dar una vuelta por el pueblo -la voluntaria, mi compañero de la ciudad y yo- y a comer un helado, también pasamos a comprar mi pasaje pues había planeado tomar el bus a las 2:00 de la mañana para regresar temprano a la ciudad. Por la tarde estuve leyendo un poco de Legítima defensa -el libro de John Grisham que me llevé- y luego acompañé a varios voluntarios a dejar los pasteles y luego el equipo de sonido al turicentro en donde se celebraría el segundo aniversario del grupo en Coatepeque.
La actividad estaba programada para empezar a las 7:00. A las 7:00 apenas estabamos entregando el equipo de sonido. Como a las 8:00 empezó el programa: Canciones, juegos, discursos y luego la cena. Había una piscina a la par de las mesas y la mayor parte de los voluntarios terminaron nadando antes de que se sirviera la cena. Me traté de mantener un poco aparte pues aunque planeaba meterme a la piscina no quería hacerlo tan temprano -ni vestido y calzado-.
Luego de la cena la disco empezó a poner música bailable y muchos de los voluntarios se congregaron en la pista. Personalmente no soy fanático del baile -hay algo entre el ritmo y yo que no funciona- pero al estar alrededor de la pista terminamos bailando - o algo parecido - con una de las voluntarias que nos había compañado la noche anterior. El resto de la noche lo dividí entre la pista de baile, la piscina y la quiebra de piñatas.
Un poco antes de medianoche me despedí de los voluntarios que tan bien me recibieron en su pueblo y conseguí aventón -otra voluntaria en una moto- para pasar a la casa en donde había dormido por mi mochila y luego a la estación de buses. Llegué a la estación alrededor de la 1:15, me habían recomendado que me presentara al menos a la 1:30 pues el bus pasaba por los pasajeros a las 2:00. La oficina estaba cerrada y el lugar bastante solitario pero no me sentí inseguro, por estar en un pueblo. Me quedé frente a la oficina leyendo el libro de Grisham.
Como a la 1:30 pasaron dos personas en una moto y reconocí a un voluntario por el sombrero que había usado en la celebración, regresaron y comprobaron que todo estuviera bien. Se despidieron y luego el voluntario que iba manejando retornó a acompañarme hasta que el bus pasó por mí alrededor de las 2:10.
Como no tenía mucho sueño continué leyendo el libro otros 20 o 25 minutos, hasta que apagaron todas las luces del interior del bus. Hice esfuerzos por conciliar el sueño y en algún momento me quedé dormido. Desperté cuando el conductor anunció que los pasajeros a Guatemala estaban servidos. Eran las 5:15 y el bus estaba estacionado en la terminal de la empresa de transportes. Como la terminal queda aproximadamente a 15 calles de mi lugar me vine caminando. Entré a mi habitación como a las 6:40 y traté de dormirme otro rato antes de ir por mis peques.
Por la claridad del día me costó conciliar el sueño pero volví a dormirme y cuando el reloj sonó a las 8:30 todavía lo volví a reprogramar para las 9:00 -suerte que había dejado mi habitación completamente limpia y ordenada-. A las 9:00 me levanté y arreglé para ir por mis chicos. Los llamé a las 9:30 y me informaron que ya estaban listos. Había planeado llevarlos al IRTRA pero dos de ellos aún andan con molestias de la gripe y mi chico menor traía una invitación para un museo en donde le regalarían una mochila, le darían un diploma por contribuir a la cultura de la paz y le presentaría a su familia una moderna herramienta educativa -venta de enciclopedias-.
Como la actividad era en el museo del ferrocarril -teníamos muchos meses de no ir- decidí que valía la pena. Fuimos al lugar, escuchamos una pequeña conferencia de ventas y luego a varios niños les regalaron una mochila y les dieron un diploma. Luego nos dieron un recorrido guiado por las máquinas y áreas del museo. Salimos un poco después del mediodía y nos fuimos caminando a la sexta avenida -que ahora es amigable con los peatones- del centro histórico. Encontramos a un grupo de mi voluntariado que andaba regalando abrazos y luego de saludarlos pasamos a un restaurante de pizza por una grande de pepperoni.
Almorzamos en el centro y luego pasamos por un helado. Retornamos a mi habitación en el transmetro. A mis chicos les encantó SCRATCH que es un proyecto de enseñanza de programación para niños a partir de los ocho años desarrollado en el MIT. Lo había instalado durante la semana en las tres máquina y hoy sorteamos quien empezaría a usar cada una y les dí cuarenta y cinco minutos para que se familiarizaran con el programa y empezaran a escribir ordenes y ciclos en la parte de scripts del mismo. Quedaron encantados. Como les había prometido luego les di quince minutos para que jugaran lo que quisieran en la computadora que les había tocado.
Después de terminar con la computadora salimos a comprar tostadas y les preparé té. Mientras refaccionábamos estuvimos viendo la canción de Phineas and Ferb con subtítulos -les prometí que quien se la aprendiera perfectamente recibirá un regalo- y un capítulo de Phineas and Ferb solamente en inglés. A las 6:00 los fuí a dejar a su casa.