domingo, 31 de diciembre de 2023

Cinco años... Five years... Cinq ans...

Desde hace unos años -no cinco, pero quizá dos o tres- había estado pensando en escribir -y/o analizar más bien- cómo ha cambiado mi vida en diez años, cinco años y un año; y luego preguntarme (o prever-!?-) cómo estaré dentro  de un año, cinco años y diez años.

Pero no lo he hecho; y no sé muy bien el motivo... quizá aún soy muy supersticioso -aunque luche constantemente contra el pensamiento mágico y trate de formarme en el pensamiento crítico-; hasta el último día del dos mil veintitrés.

Y creo tener la excusa perfecta: bajando los últimos libros de mi biblioteca digital preferida encontré Five Years; no sé si estaba en GoodReads -creo que no- o si mi biblioteca me lo estaba recomendando o simplemente lo encontré entre los acompañantes de alguno de los libros que estaba bajando.

El caso es que bajé Five Years y parece que es un chicks book: una exitosa abogada judía tiene una vida perfecta y va a la entrevista de trabajo que ha estado esperando desde que era niña (!) para trabajar en la mejor firma de Nueva York; y le preguntan cómo se ve en cinco años.

Esta es una pregunta clásica de los proceso de selección -la he odiado siempre-: nunca he sabido si la mejor respuesta es tirar hacia la humildad: me veo haciendo este mismo trabajo dentro de cinco años; o tirar a la grandeza: me veo dirigiendo esta compañía.

La cuestión es que nuestra heroína ya había practicado la respuesta y responde con una versión detallada de cómo será su vida en cinco años; la entrevista concluye, ella sigue con su vida perfecta pero en la noche se 'transporta' cinco años en el futuro y su vida no es como la había previsto.

Esos son los primeros tres capítulos; me imagino que en el resto del libro nos enteraremos de qué fue lo que pasó y las razones por las cuales lo que haya pasado es lo mejor que pudo haber pasado en su universo; y al final de cuentas la autora puede escribir lo que le salga del corazón, ¿no?.

Y no ha cambiado 'tanto' mi vida en diez años; hace diez años ya había iniciado mi relación de pareja más larga -la actual- pero aún estaba en mi anterior trabajo -que ya odiaba-; aún veía a mis hijos un día todas las semanas y participaba continuamente en las visitas de mi grupo de voluntarios.

Hace cinco años ya vivía la mayor parte de días en la casa de Rb, ya llevaba cuatro años en el trabajo más largo que he logrado mantener -aunque justo por estas fechas me estaban confirmando que no me despedirían (fue un año intenso)-; ese año fui padrino profesional por segunda ocasión.

También estaba viendo una vez a la semana únicamente a mi hijo menor: mi hija mayor se había ido a vivir sola y mi hija segunda tenía ya un año de estudiar en la Suiza centroamericana; además, utilicé por primera y unica vez mi sello profesional y estaba preparándome para renovar la visa para el imperio del norte -al final me la denegaron (en dos ocasiones!)-.

Hace un año indicaba por acá que era la primera vez que veía a uno de mis hijos (mi hija mayor) bajo los efectos del alcohol -se repitió este año-; y aunque su comportamiento no es extremo -o sea, puede funcionar socialmente- me incomoda verla 'achispada'.

También terminaba el año en el que me había propuesto mejorar mis 'relaciones sociales' a través de una contínua invitación a desayunar a mis conocidos/amigos: he invertido una cantidad considerable de tiempo y dinero pero creo que continuaré en la misma línea este año; incluso me casé el año pasado.

En el plano laboral, hace un año, estaba ya en una nueva posición; que era a la cual había querido moverme desde hacía un buen tiempo; además, ya había concluido el curso de lengua de señas que estuve tomando por tres años junto a Rb; y ya había empezado a leer con más orden (este año contabilicé cincuenta y dos libros completados).

No sé -nadie sabe- en dónde estaré en un año, cinco años o diez años; el otro año tendré cincuenta y dos, en cinco cincuenta y seis y en diez, sesenta y uno;  si continuara trabajando igual y la economía sigue igual, en tres años sería millonario -aunque eso no creo que sea un gran hito-.

Por una parte desearía continuar en el mismo trabajo por los siguientes diez años -aunque lo veo poco probable-; por otra parte espero que me despidan en el corto/mediano plazo -para obtener el pasivo laboral-: si llego a 'retirarme' en este trabajo el pasivo laboral 'se pierde'.

Por la situación económica actual temo no poder encontrar un trabajo similar; he especulado bastante sobre trabajar en un call center pero no sé si sea capaz de hacerlo: las jornadas son maratónicas y creo que ese tipo de empleos están diseñados -al menos por acá- para la gente joven.

Después de dos años en silencio tampoco veo futuro en el área editorial; fue una aventura placentera el período de tres o cuatro años que nos dedicamos al campo con Rb pero como que algunos eventos es mejor que sean temporales.

Y también están las jornadas médicas: asistí a una el año pasado -residiendo una semana en el lugar- y asistiré a otra la próxima semana -con viajes diarios al lugar-; me entusiasman pues me permiten practicar inglés y ayudar; pero aunque he visto que hay personas que se dedican profesionalmente a esto no lo veo como una salida laboral; nomás como un voluntariado.

Como la tanatología: la próxima semana las instituciones educativas reinician sus actividades y espero recibir la información para inscribirme en un diplomado del tema; me ha llamado la atención desde hace un tiempo y me daría acceso para colaborar con un grupo de voluntarios de psicología.

Podría decirse que mi vida no ha cambiado mucho en los últimos diez años; pero al final todo cambia, y contínuamente; al final de eso -creo que- se trata la vida: todo es impermanente...

Y a ver cómo sigue eso...

lunes, 25 de diciembre de 2023

Navidad 2023... Christmas 2023... Noël 2023...

Creo que llevo muchos años de no celebrar propiamente la navidad... creo que es una celebración -al menos en nuestro mundo occidental- que trasciende muchos límites, incluídos los credos -aunque no he conocido a muchos judíos o musulmanes por acá-.

De niño era una celebración por costumbre: todas las personas conocidas compraban juegos pirotécnicos, estrenaban ropa y eventualmente compartían regalos; también era común encontrase con fiestas familiares o vecinales.

En mi época familiar también se lo inculcamos a nuestros hijos -la costumbre-; pero luego ya no le encontré -como a muchas cosas- mucho sentido; en mi segundo viaje al imperio del norte me tocó que pasar la navidad en soledad en la casa de mis amigos judíos.

Lo único agradable -por estos días- de la época es el asueto que otorgan las empresas el veinticinco de diciembre -y el primero de enero, para celebrar el año nuevo-; y en mi caso, es la única ocasión en la que les entrego un regalo a cada uno de mis hijos -la otra es en cada cumpleaños-.

Y desde hace cuatro o cinco años mis regalos han sido en efectivo; creo que desde hace dos o tres han sido cien dólares a cada uno; pero este año sí les pedí a mis hijos mayor y menor que empezáramos una tradición: un intercambio de regalos.

Incluso el año pasado fui categórico en comentárles que no me agradaba recibir regalos: prefiero viajar con poco equipaje; y mi hijo menor se lo tomó al pie de la letra; mi hija mayor, en cambio, sí me regaló el cubo de Rubik de espejo 3x3x3.

Este año les compré a cada uno una taza y la acompañé con un pequeño sobre con el acostumbrado regalo en efectivo; mi hijo menor me regaló (!) una taza y una playera comprada en línea -ni siquiera le quitó la etiqueta del precio-.

Mi hija mayor, por otro lado, me regaló algo que me agradó bastante: un calendario de escritorio hecho a mano en el cual realizó una pintura para cada mes del 2024; es un gran trabajo artesanal y me recordó a uno que me dió hace siete u ocho años.

Aunque en esa ocasión me parece que las ilustraciones las había hecho en computadora me gustó mucho y lo mantuve todo el año en mi escritorio -en esa época trabajaba en un cubículo-; el de este año está hecho en acuarela -me parece- y todo el texto está en francés.

A mi hija segunda le envié -por medio de mi compañero de trabajo que vive en Texas- los cien dólares de costumbre y le escribí un par de días antes de navidad deseándole que pase unas buenas fiestas; en seis meses se supone que obtiene su MA en Educación y no sé que pasará después de eso.

Pero creo que hay otro hecho por remarcar: el anciano hermano de la presidenta del comité de vecinos ha estado -durante todo el año- manteniendo la parte exterior lateral de la casa de Rb libre de malezas e incluso ha sembrado unos cuanto arboles de ficus.

Habíamos acordado con Rb obsequiarle un presente para navidad y el lunes -después de venir del puerto- le compramos una herramienta multiusos -similar a la que yo adquirí hace unas semanas pero de un tercio del precio- y una mañana de esta semana le pasamos agradeciendo por el cuidado de la acera.

El jueves por la mañana -aprovechando que era mi último día de vacaciones- acompañé a Rb a su salida semanal al mercado; abordamos el busito y luego el transmetro y compramos algunas frutas y verduras en el mercado municipal del límite de la zona uno; por la tarde hicimos nuestra rutina de aeróbicos.

El viernes retorné a mis labores; pero todo estaba vacío -digitalmente-: una gran parte del equipo en el imperio del norte se tomó la semana de vacaciones y de mis dos compañeros solo uno estaba en línea; también el administrador del proyecto estaba de vacaciones y no había ninguna reunión programada.

Me pasé casi todo el día sin mucho que hacer y aproveché para empacar las tazas que había comprado para mis hijos y preparar los sobres; luego del horario laboral salimos a caminar con Rb y a adquirir algunas frutas en el supermercado; además encargué un par de tamales en la tienda de la esquina para mi cena navideña.

El sábado me levanté temprano y me pasé la mañana entre la cama y la mesa del comedor; entre lecturas, Duolingo y ajedrez; a las doce me alisté, tomé el auto y me dirigí a las habitaciones de mis hijos.

Pasé primero por mi hija mayor -me pareció otra vez percibirle aliento a alcohol y efectivamente ví una botella de brandy en una repisa de su habitación- y luego por mi hijo menor; nos dirigimos a Taco Bell en donde almorzamos e hicimos el intercambio de regalos.

Estuvimos en el lugar por un par de horas y luego me ofrecí a pasar a dejarlos a sus habitaciones pero mi hija nos comentó que iba hacia el centro histórico por lo que pasé a dejarla a una estación del transmetro; luego pasé a dejar a mi hijo a su habitación.

Después pasé a un supermercado a comprar unos dulces y una magdalena y me dirigí a la casa de mi tía -la había llamado antes de recoger a mi hija mayor- pues quería visitarla y agradecerle por las atenciones con mis padres el lunes.

Llegué a donde mi tía a las tres y media y aún ví a mi primo y su esposa saliendo de la casa -es la casa de él- y aproveché para regalarles unos malvaviscos que me habían sobrado del convivio de mi nuevo grupo de voluntarios.

Estuve de visita en la sala de mi tía casi una hora; entre café y conversación y, cuando mi tío regresó -había salido justo cuando yo había llegado-, aproveché para despedirme de ambos y retornar finalmente a mi casa.

Ayer veinticuatro me levanté bastante tarde y antes de desayunar -frijoles y huevos- salí a comprar tortillas y a recoger los tamales que había encargado un par de días antes; luego de desayunar estuve leyendo el primero libro en francés en mucho tiempo.

Les fabuleuses aventures d'Aurore es de un autor que escribe en inglés pero sus libros han sido traducidos a distintos idiomas; lo encontré buscando un libro de una autora francesa de ese nombre y tengo la intención de leer todos los libros de la saga -es para niños a partir de los nueve años y aún no sé cuantos libros componen la saga-.

Para almorzar preparamos un par de los pescados que trajé el lunes pasado del puerto; y luego sacamos a caminar a los perros de Rb; cuando estábamos a medio trayecto Rb paró a conversar con una de las vecinas a las que usualmente ha regalado güisquiles y un poco más tarde esta señora vino a regalarnos una cena de navidad.

Yo había planeado cenar uno de los tamales que había recogido más temprano -y chocolate- pero luego pensé que era mejor consumir lo que nos habían traido ya preparado -era pavo relleno, arroz y otro par de acompañamientos- y café.

Después de cenar terminé de ver Rebel Moon -había estado esperando esa película de ciencia ficción de Zack Snyder pero al final no me gustó- y esperaba tener una sesión de tutoría con el joven con quien hemos estado practicando álgebra pero al final la canceló.

Para ayudar a Rb con el cuidado de sus perros -no les gusta nada el sonido de los juegos pirotécnicos y usualmente la medianoche del veinticuatro es la más ruidosa- estuve en su habitación leyendo hasta medianoche y luego -realmente no hubo tanta bulla- nos dimos las buenas noches y me retiré a dormir.

Hoy me levanté bastante raro del estómago -la verdad después del almuerzo de ayer ya me sentía bastante satisfecho y creo que no ameritaba cenar-; tanto que luego de levantarme le anuncié a Rb que no almorzaría; que quizá hasta media tarde voy a consumir el tamal que no congelé ayer -y un poco de chocolate-...

Y a ver cómo va eso... 

miércoles, 20 de diciembre de 2023

El frío en los huesos -y cincuenta libros-... The cold in the bones -and fifty books-... Le froid dans les os -et cinquante livres-...

Hacía bastante tiempo que no se dejaba venir una ola de frío ártico por nuestro país caribeño... tanto que ya se me había olvidado tomar las precauciones debidas a tales circunstancias; de hecho no tengo más que una chumpa de cuero -artificial, creo- y un sudadero, del colegio del que se graduó mi hija segunda, para paliar el actual descenso de la temperatura ambiental.

Las condiciones actuales empezaron hace unos días y se espera que continúen durante esta y la próxima semana; además del intenso frío -la sensación térmica en algunas partes del país es por debajo de los cero grados centígrados- ha habido vientos bastante fuertes por lo que es probable que ocurran daños a la infraestructura o viviendas.

Por otra parte; este año, que me propuse leer con un poco más de orden -para obligarme a leer temas serios-, pude contabilizar cincuenta libros finalizados; hubo tres o cuatro que empecé a leer y que decidí no terminar -porque el tema ya no me atrajo o porque (en una ocasión) el tema era muy árido-; también hubo otros que leí sin planificar y llevo otros dos o tres 'a medias'.

Pero en general durante todo el año estuve leyendo de forma intercalada Ficción, No Ficción, Tecnología y Análisis Transaccional/Meditación; además literatura en Español; y luego también estuve leyendo otro libro de cualquier tema atractivo entre cada una de las cinco líneas principales.

Pero desde que empecé mis vacaciones -mañana se terminan- estuve leyendo muy esporádicamente y al final el libro número cincuenta ya no lo leí con el mismo esquema: System Collapse es el último (número siete) de la colección The Murderbot Diaries, de Martha Wells.

Creo que fue en GoodReads donde encontré por primera vez referencias a esta escritora y el libro All Systems Red y luego fuí consiguiendo el resto de los libros de la colección; pero ya no había escuchado de la misma hasta hace un par de semanas que me enteré -con un par de semanas de atraso- del lanzamiento del último capítulo.

Me tocaba leer los últimos capítulos de Head First Design Patterns y no me sentí con ánimos; preferí leer -en cuestión de dos o tres días- el libro de Martha Wells y la verdad es muy bueno; además me enteré que la autora está en tratamiento por cáncer de seno, así que no sé si habrá más entregas de esta serie.

Y luego terminé -entreleí realmente- los dos últimos capítulos de Heads First Design Patterns, nomás para no dejarlo a medias; como es el caso de un par de libros en español que aún tengo marcados como 'in progress' pero no sé si algún día los terminaré... en fin.

El jueves pasado, después de que Rb le dió el desayuno a sus perros, nos dirigimos al parque de diversiones más grande de la ciudad; este lugar -financiado por los trabajadores de la industria privada y administrado por una de las familias criollas- tiene bastantes juegos mecánicos y áreas verdes.

Como Rb no consume comida que no haya sido preparada bajo control llevaba algunos recipientes con alimentos elaborados por ella misma; yo había comprado el día anterior bacon y algunos otros embutidos y había preparado uno de mis tradicionales panes que incluyen también huevo, tomate y aguacate.

Por ser temporada de vacaciones escolares el parque estaba muy concurrido por lo que la espera en cada juego al que se subió Rb fue bastante extendida; al final nomás pudo abordar cuatro o cinco juegos -y se subió conmigo a la rueda de Chicago gigante y a un tren al que acompañaba a mis hijos en su época-.

Como los perros almuerzan un poco antes de las tres decidimos retirarnos del lugar -luego de almorzar- un poco después de las dos; no hubo mucho tráfico de vuelta pero en un semáforo Rb se percató que el auto estaba teniendo cierto brico en el funcionamiento del motor. 

Traté de no darle importancia al salto que estaba dando el motor cuando no avanzaba el auto -me imaginé que era algo del filtro de gasolina; como que no le llegaba suficiente al motor o algo así-; el viernes me levanté a las cinco pues tenía un desayuno muy temprano y no quería llegar tarde.

El desayuno era con un ex supervisor de hace más de quince años con quien habíamos desayunado otro par de veces durante el año; la reunión era en un restaurante de una de las arterias más utilizadas para entrar o salir a la ciudad.

Pero el tráfico no estuvo muy pesado y llegué al lugar incluso antes de que lo abrieran (abren a las 6:30 AM); estuve esperando casi quince minutos dentro del auto y cuando por fin abrieron me dirigí al interior del restaurante -y me dí cuenta que las luces del auto estaban encendidas-.

Retorné a apagar las luces y luego entré al restaurante y pedí un capuchino y un pastelillo para hacerle tiempo a mi amigo; a las 7:00 le envié un mensaje comentándole que ya estaba en el lugar y mi amigo llegó un poco más tarde.

Estuvimos como hora y media en el lugar, entre desayuno e intercambio de presentes, (yo le llevaba una bota de marshmallows que había adquirido el día anterior- y él me regaló (otra vez) una bolsa de chocolates de su propia cosecha -él y su esposo tienen un emprendimiento de venta de chocolates artesanales-.

Me despedí con un poco de precipitación porque no me estaba sintiendo muy bien del estómago -como que el pan del día anterior estuvo demasiado pesado-; retornando a casita debo pasar por un puente al fondo de un valle; las pendientes son bastante pronunciadas y en la subida sentí que el auto no estaba respondiendo bien.

Como debía salir por la tarde le comenté a Rb que me iría en transporte público pues no me daba confianza que el auto perdiera potencia al subir la cuesta del puente; y es que había programado una reunión con mi primer ahijado profesional para las cuatro de la tarde de ese día.

Pero, afortunadamente, mi ahijado me escribió al mediodía comentándome que la entrada a la ciudad que utiliza estaba siendo reparada y que estaba bloqueado el acceso a la misma: acordamos mover la reunión para el miércoles de la siguiente semana.

El sábado había quedado de reunirme con mi hija mayor para almorzar; como había decidido andar en transporte público salí un poco más temprano (alrededor del mediodía) que de costumbre y aún así llegué con bastante antelación a su habitación.

Con mi hija nos dirigimos al Domino's Pizza que queda a pocas calles de su habitación y comimos en el lugar una pizza de peperoni y un calzone tropical; acompañados de un doble litro de Fanta; luego del almuerzo -nos entretuvimos casi una hora en el lugar- retornamos a su habitación para armar el cubo de rubik de 4x4x4 de colores y de 3x3x3 de espejo.

Un poco después de las cuatro y media le indiqué a mi hija que me retiraría pues no me estaba sintiendo muy bien del estómago -antes de salir de casa había tomado un poco de Pepto-Bismol pero sus efectos no fueron muy efectivos-; mi hija me acompañó a la estación del Transmetro pues ella debía dirigirse a comprar un regalo para su hermano.

El domingo por la mañana invertimos una hora con Rb en el corte de café de las plantas que tiene en el patio frontal y en el patio posterior; creo que completamos alrededor de diez libras del grano y, luego de dejarlo almacenado para su posterior despulpamiento, preparamos unas alitas de pollo para almorzar.

A media tarde me dirigí a la casa de mi amigo voluntario que vive en la misma colonia donde habité por más de ocho años; como llegué con quince minutos de anticipación aproveché para cruzar la calle y cortarme el cabello en la peluquería que se encuentra justo frente a su casa.

A las tres y cuarenta y cinco toqué a su portón y nos dirigimos en su automóvil a la misma tienda de donuts a donde habíamos acudido en nuestra reunión del mes pasado -creo que con él es con quien más frecuentemente nos reunimos-.

Estuvimos en el lugar un par de horas entre conversación, café y donuts: hicimos trabajo voluntario con la misma organización por casi diez años por lo que tuvimos muchas experiencias con diferentes grupos de visitas en diferentes instituciones.

A las cinco y media le indiqué que me retiraría y que aprovecharía que estábamos al lado de una estación de transmetro para dirigirme al centro comercial en donde tomo el bus que me trae de vuelta a casa; en el centro comercial compré un par de roscas vienesas pues tenía previsto visitar a mis papás al día siguiente; luego retorné a mi casita.

El lunes me levanté a las cinco de la mañana, me bañé y empaqué en la mochila términa cuatro recipientes de hielo; luego salí a tomar el busito para empezar el viaje hacia el puerto; no esperé mucho y en menos de media hora estaba en el lugar desde donde puedo abordar los buses que se dirigen a la costa sur.

Tomé un bus con destino a la cabecera del departamento en donde se encuentra el puerto en el que viven mis padres y en poco más de hora y media estaba apeándome del mismo, justo en la entrada de la ciudad; allí abordé un microbusito y una hora más tarde estaba llegando al puerto (el precio de ambos buses fue el mismo -alrededor de cuatro dólares-).

Luego caminé hacia la casa de mis papás -tuve que caminar el doble de lo habitual pues me equivoqué al bajarme del busito antes de lo debido-; y cuando llegué encontré únicamente a mi padre pues mi madre había salido a encontrarme.

Mi madre me había llamado un poco antes pero ninguno de los dos mencionó en qué tipo de transporte me dirigía por lo que ella asumió que iba en el bus directo desde la ciudad y fue a esperarme a la estación; mi padre la llamó para comentarle que ya había llegado y un poco después retornó a casa.

En la entrada de la colonia donde viven mis padres pasé a saludar a la presidenta del comité de vecinos y le entregué una de las roscas que había comprado el día anterior; luego de que mi madre retornó preparamos café y compartimos la otra rosca.

Luego estuvimos conversando sobre el documento que le he estado ayudando a preparar a mi madre sobre la voluntad que tiene de repartir sus propiedades -las de ambos realmente- entre mis tres hermanos y yo; es un tema escabroso pues nunca nos hemos comunicado bien en familia.

Después estuvimos revisando nuevamente la construcción que he estado realizando desde hace más de un año -en esta ocasión lo único nuevo fue la pared exterior- y haciendo un poco de planes acerca del futuro de la misma.

La revisión la hice en gran parte solo con mi padre pues mi madre se ausentó para adquirir el pescado que le había encargado cuando le comenté que los visitaría; al final no fueron las trece libras de la última vez sino únicamente diez libras; pero otra vez se negó a recibir dinero por las mismas.

Un poco después de mediodía les pedí que me acompañaran al lugar desde donde se abordan los buses que vienen directo a la ciudad y, por llegar con más de media hora de anticipación a la salida del próximo, aprovechamos para compartir una gaseosa en una tienda aledaña al lugar.

A la una y media abordé el bus e inicié el retorno a la ciudad; el viaje estuvo bastante tranquilo e incluso el retraso que había previsto en el lugar en donde aún están reparando la ruta fue mínimo; a las cuatro de la tarde estaba abordando el busito que me deja justo frente a la calle donde vivo y poco después estaba entrando a casa para almorzar.

Ayer martes me despertó una llamada de mis padres para avisarme que que estaban en camino a la ciudad pues querían completar el trámite que mi padre no había podido realizar el martes anterior; les agradecí por la comunicación y les pedí que me mantuvieran al tanto de sus progresos.

Un poco después me volvieron a llamar comentándome que estaban abordando el transmetro pues luego del transbordo podían llegar hasta una estación a pocas calles de la oficina estatal a la cual debían acudir; y un poco más tarde mi padre me llamó nuevamente para contarme que estaban por ingresar a la oficina.

Luego me volvieron a llamar para indicarme que habían completado el trámite pero que debían retornar a las tres y media para recoger el carnet por el cual habían acudido (eran alrededor de las once y media de la mañana) y que planeaban esperar en el parque central.

Consideré que era mucho tiempo de espera (cuatro horas) y ya había empezado el bajón actual de temperatura ambiental; le propuse a mi padre que les enviaría un auto para que se dirigieran a la casa de mi tía (su hermana menor)  pero antes la llamé para confirmar que se encontraba en su casa.

Ordené un Uber (el viaje me costó como cinco dólares) y media hora después mis padres estaban frente a la casa de mi tía; nunca habían llegado a esa dirección pero como el auto los dejó justo enfrente mi tía nomás salió a recibirlos.

A las dos y media ordené otro Uber y en él se dirigieron mis padres a recoger el carnet; el trámite fue rápido y un poco después mi padre me llamó para confirmarme que ya podían retornar a la estación desde donde salen los buses al puerto.

El problema fue conseguir un Uber de vuelta pues al parecer el trayecto era muy largo y ningún piloto tomaba el viaje; luego de más de media hora de estar actualizando la app -y la computadora- y cambiar el destino a la mitad del camino -y luego extender el viaje- por fin un auto los recogió.

Pero ya era bastante tarde (más de las cuatro); mi padre me había comentado que el último bus salía a las cinco y la hora estimada de llegada eran las cinco y cinco; pero al parecer este conductor era bueno moviéndose en el tráfico y llegaron justo a las cinco de la tarde a la estación.

Cuando ví que el viaje había terminado (me costó once dólares y medio) llamé a mis papás para ofrecerme a ir por ellos en caso no hubieran podido abordar el bus pero mi padre me confirmó que en efecto ya iban en el bus camino al puerto.

Después salimos con Rb a caminar en la calle interior de la colonia en lo que el mecánico terminaba de hacerle servicio al auto -había venido justo cuando estaba arreglando el último viaje de mis padres y nos había comentado que había que cambiar una bobina del motor-.

Luego de dar un par de vueltas a la colonia el mecánico nos comentó que había concluido el trabajo -fueron ciento treinta dólares- y nos retornó el automóvil; antes de despedirnos le regalé a su hijo el último cubo de Rubik de colores de 3x3x3 que había adquirido al principio del año.

Hoy había hecho el firme propósito de levantarme tarde pero no pude quedarme en la cama después de las nueve de la mañana; me levanté al baño y luego levanté todas las cosas del piso pues la aspiradora está programada para su ciclo a las diez de la mañana.

Estuve haciendo Duolingo y jugando un poco de ajedrez y al mediodía almorzamos con Rb lo mismo que el día de ayer (sopa de pollo con arroz y aguacate); después del almuerzo sacamos a caminar a los perros y a las tres tomé el auto para dirigirme a la reunión con mi ahijado profesional.

No había mucho tráfico pero me equivoqué de salida del periférico y al entrar al comercial me entretuve bastante en encontrar parqueo (tuve que subir hasta el quinto nivel); pero llegué diez minutos antes al lugar de la reunión.

Mi ahijado llegó con un poco de retraso y ordenamos unos cafés y unos de esos panes que ahora está vendiendo McDonalds (de jamón con queso); estuvimos en el lugar un poco mas de dos horas entre conversación y refacción y luego nos despedimos -también le regalé los chocolates que había recibido el viernes pasado-.

Luego subí por el automóvil; y salí a un tráfico demencial: nomás para tomar el periférico (cuatro o cinco calles) tuve que conducir más de quince minutos; y para retornar a mi casita me tomó casi una hora (más del doble de lo habitual).

Pero llegué sin ninguna novedad; y espero que sea la última salida de esta naturaleza del año.

Y a ver cómo va eso...


 

miércoles, 13 de diciembre de 2023

Vacaciones... Vacations... Les Vacances...

La semana pasada fue corta en el área laboral: desde hacía unas semanas había pedido diez días de vacaciones y el primer día de las mismas era el viernes; el jueves no tuve ninguna nueva asignación y nomás le avisé a mi compañero más antiguo sobre mi próxima ausencia y que estaba dejando su correo en mi mensaje de autorespuesta del correo electrónico.

El viernes por la mañana acudimos con Rb a los dos supermercados que quedan en dirección sur y aproveché para comprar una magdalena para la visita que tenía programada para la tarde; al mediodía tomé un busito local para dirigirme a la casa de mi prima.

Al final de la ruta -y justo en las afueras de la ciudad- abordé otro bus y luego de más de dos horas de viaje llegué a la casa de mi prima; ella salió a recibirme con la petición de que almorzáramos en un parque ecológico al que quería llevar a su hijo que se moviliza en silla de ruedas.

Mi prima terminó de preparar el almuerzo y luego nos dirigimos al lugar; en donde almorzamos y dimos un corto recorrido pues la mayor parte del lugar no es accesible a silla de ruedas; luego retornamos a su casa en donde compartimos la magdalena con una taza de café.

A las cinco y media me despedí de mi prima y su hijo e inicié el retorno a mi casa; el trayecto -por alguna razón- estuvo mucho más corto y un poco después de las seis y media estaba entrando a mi casita; y ese fue el primer día de mis vacaciones más extensas en el presente trabajo.

El sábado por la mañana volví a subirme al árbol de níspero del patio delantero para cosechar más de diez güisquiles, que espero que sean los últimos de la temporada; antes de la cosecha de los güisquiles asistí a la clase de inducción de la ONG con la que colaboraré la primera semana de enero en la interpretación inglés-español.

Estaba aún desayunando cuando me recordé de la misma y entré con media hora de atraso; afortunadamente -creo- la reunión se extendió casi una hora más de lo planeado; al mediodía me dirigí a la habitación de mi hijo menor.

Luego de pasar por mi hijo nos dirigimos a Subway, en donde almorzamos y nos entretuvimos un poco más de una hora comentando los últimos hechos de la cotidianidad de cada uno, y algunas de las películas o libros que cada uno ha visto.

Después retornamos a su habitación en donde estuvimos armando el cubo de rubik de colores de 4x4x4 y el cubo de rubik de espejo de 3x3x3; también nos dirigimos a la panadería que esta a un par de calles de su casa pero no encontramos ningún pastelillo.

Entonces caminamos las cuatro o cinco cuadras que separan la habitación de mi hijo del mercado de la colonia pues al lado hay una panadería bastante grande; allí compramos un par de milhojas y retornamos a su casa a preparar té.

Para terminar la tarde resolvimos tres o cuatro ejercicios de ajedrez -jaque mate en tres movimientos empezando las piezas blancas- y un poco después de las cinco nos despedimos y retorné a mi casita; el domingo acudimos con Rb al supermercado en donde compramos productos a granel.

Luego de retornar a casa, y almacenar en el refrigerador los productos congelados, nos dirigimos caminando al supermercado más cercano en dirección sur a proveernos de bananos para los desayunos y lechuga para ensaladas del almuerzo.

Por la tarde preparé un chocolate con leche y marshamallows y la verdad no me agradó completamente el resultado: derretí un par de angelitos en el chocolate mientras hervía y luego de servir la mayor parte en una taza grande lo recubrí con varios marshmallows pequeños.

El resto del chocolate lo serví en otra taza pequeña -quizá la mitad de la capacidad-; este último no estuvo tan mal pero el primero lo sentí excesivamente dulce; y además -debido a los angelitos- el chocolate conservó una muy alta temperatura.

El lunes me levanté a las seis de la mañana y luego de bañarme y leer un poco me dirigí al Mc Donald's en donde me he estado reuniendo con mis amigos desde el año pasado; no sé si debido a la fecha o a que era lunes el tráfico estaba más pesado que de costumbre.

Había acordado una reunión/desayuno con mi único amigo de la universidad para las siete y media de la mañana pero a las siete y veinticinco aún no había tomado la vía principal para ingresar a la ciudad; por lo que tuve que llamarlo para excusarme por la impuntualidad.

Al final llegué con quince minutos de retraso -lo que creo que no es muy grave pero igual me fastidia la impuntualidad-; con mi amigo estuvimos en el lugar un par de horas entre desayuno y conversación y además aproveché para regalarle una bolsa de marshmallows que había decidido no consumir.

Después de retornar a casa caminamos con Rb a la tienda de ropa de segunda mano donde frecuentemente nos proveemos de prendas de vestir; aunque no andaba buscando ropa en este caso sino algunas tazas pues el sábado, mientras estaba en la habitación de mi hijo, rompí una de las que cargo en mi mochila.

Compré dos tazas en la tienda de ropa usada y luego -en la tienda de descuentos- compré otro par de tazas nuevas pues pienso ofrecerle esos regalos a mis hijos locales en el almuerzo del día antes de navidad de este año.

Ayer volví a salir temprano; había quedado con uno de mis últimos amigos del voluntariado en reunirnos a las nueve en un Mc Donald's del centro; por el atraso del día anterior (ví que había cola incluso cuando estaba retornando a casa) salí antes de las siete de la mañana.

No hubo mucho tráfico en el punto del día anterior pero sí cuando estaba por llegar al centro histórico; al final llegué con hora y media de anticipación al lugar de la reunión pero había considerado ese extremo.

Había planeado ocupar esa hora y media entre la práctica de los cubos de Rubik y hacer un poco de Duolingo; lo malo es que olvidé llevar anteojos de lectura por lo que no pude hacer nada de la segunda intención.

Un poco antes de las ocho, también, me llamó Rb para comentarme que mis padres me habían llamado y que se dirigían al centro histórico para realizar el trámite de la cédula docente de mi papá; acordamos que nos reuniríamos todos en el centro.

Mi amigo llegó un poco después de las nueve de la mañana y estuvimos entre desayuno y conversación un poco más de una hora -también le regalé la otra bolsa de marshmallows que me sobraba-; en el ínterin continué comunicándome con Rb para sincronizar la reunión con mis padres..

Casualmente Rb abordó el mismo bus articulado que mis padres y nos encontramos los cuatro en el centro sin mucha dificultad; luego ella se fue a comprar frutas y verduras en el mercado central y yo acompañé a mis padres a la oficina estatal en donde debía realizar el trámite.

Lo malo es que mi padre no traía un documento necesario por lo que el tiempo en la oficina fue bastante corto; llamé a Rb pues pensé que podíamos salir los cuatro de la ciudad; pasar a dejar a mis padres a la estación de buses y retornar a casita.

Pero mi padre me sugirió que podíamos adelantar algo del trámite en el centro por lo que nomás me despedí de Rb en el lugar y acompañé a mi padre a un estudio fotográfico para ver si podía obtener las fotos que también le faltaban para el trámite.

Al final no se pudo lo de las fotos porque el tiempo de entrega es de veinticuatro horas; por lo que retornamos al estacionamiento y luego conduje a mis padres al centro de mayoreo desde donde salen los buses directos al puerto.

Luego de despedirme de mis padres retorné a mi casita y vine justo a la hora del almuerzo; por la tarde estuve nomás adelantando un poco de las lecciones de html y css que he estado completando desde la semana pasada -creo que ya voy a la mitad del programa-.

Hoy volví a levantarme temprano pero, antes de dirigirme a la oficina a recoger el carnet de un parque de diversiones estatal, estuve en cama más de media hora haciendo Duolingo y revisando mis correos.

Un poco después de las siete y media me levanté y me dirigí al edificio en donde se encuentran las oficinas de la empresa en la que laboro; entre el bus de la colonia y los dos buses articulados de la ciudad me tomó casi dos horas llegar a mi destino.

Afortunadamente el carnet estaba listo para su entrega y nomás firmé de recibido y pude iniciar el camino de retorno: otro par de horas; vine un poco antes de las once y media y me entretuve con los ejercicios de desarrollo web antes del almuerzo.

Desde la semana pasada -el jueves me parece- he estado teniendo reuniones nocturnas -por whatsapp- con el sobrino de mi ahijada profesional: perdió matemáticas y física fundamental en tercero básico y está preparándose para exámenes de recuperación para principios del otro año.

Hemos estado viendo un poco de factorización y otro poco de ecuaciones lineales y ecuaciones de segundo grado; la verdad ha estado bastante interesante refrescar los temas que estudié hace más de treinta años en el primer semestre de la facultad.

Se supone que continuaremos trabajando durante las próximas tres semanas -al menos seis días a la semana- pues la primera semana de enero debe someterse a los exámenes de recuperación; estoy tomando el período como trabajo voluntario y le indiqué a mi ahijada que puede 'pagarme' con un cincho formal y una refacción en el mismo McDonald's que nos reunimos hace como seis meses.

Y a ver cómo va eso...

 

miércoles, 6 de diciembre de 2023

El eterno retorno... The eternal return... L'éternel retour...

Hace unas semanas completé el árbol de lecciones de Francés en Duolingo; luego me quedé nomás completando diariamente las lecciones que se renuevan en la última sección... hasta ayer: hubo una nueva actualización de las lecciones y agregaron un par de nuevas secciones (veintiún y treinta y nueve unidades respectivamente)... así que aquí vamos de nuevo.

También he estado realizando diariamente lecciones de FreeCodeCamp en las cuales he practicado html y css; la verdad es que es bien básico: o sea, ya tengo mi propia página en la que he incluido scripts de php y javascript; pero me sirve para practicar los conocimientos esenciales del diseño web.

Y hace un par de noches me llamó mi padre para comentarme que iba a subir a la ciudad ayer; y me sirvió para darme cuenta que a mis cincuenta años aún no manejo las situaciones repentinas de la forma en la que me gustaría: Rb me comentó que me veía molesto luego de la llamada.

Y no estaba molesto, nomás pensativo sobre lo que debía hacer al día siguiente: mi padre me comentó que vendría (vendrían, con mi madre) alrededor de media mañana pues tenían que pasar antes a realizar algunos trámites a la cabecera departamental.

Se suponía que un poco después de las diez me llamarían para que fuera por ellos al puente que está justo en la entrada de la ciudad; que luego tenían que realizar un trámite -de jubilación, me parece- en el centro; lo que significaba que no era nomás arreglar su transporte en la ciudad.

Al mediodía revisé mi whatsapp y ví que tenía una llamada perdida cuatro horas antes; intenté llamarlos por vía telefónica un par de veces y luego los llamé por whatsapp: mi madre contestó comentándome que los trámites en la cabecera departamental habían tomado demasiado tiempo y que iban de regreso a su casa... en fin.

Y es que he estado intranquilo porque dentro de dos días empiezo mis vacaciones más largas en nueve años: o al menos las más largas sin tener nada planeado en concreto para ocuparme en las mismas; a mediados de año tomé un período casi similar -dos días menos- pero el noventa por ciento estaba destinado a ayudar en una jornada médica.

En este caso había tenido la esperanza de hacer lo mismo pero al final la jornada médica -de otro grupo- se realizará hasta la primera semana de Enero del próximo año -ya pedí seis días de vacaciones para participar en la misma-.

De acuerdo a los registros de mi trabajo -y contando los diez días  que tomaré este mes y los cuatro del próximo- la suma de mis vacaciones durante los últimos nueve años son veintinueve días; o sea, casi dos períodos completos por lo que aún debo tomar al menos otra cantidad similar el próximo año para rebajar el balance al mínimo que es pagado de acuerdo a la normativa: cinco años.

El viernes pasado, en nuestra visita al supermercado luego de la jornada laboral, compré una bolsa con cincuenta marshmallos empacados individualmente: fuí invitado a una reunión con el grupo con el que participaré en la jornada médica del próximo mes y quería llevarles un detalle a los invitados -se suponía que serían alrededor de treinta y cinco-.

El sábado por la mañana volví a subirme al árbol de nisperos del patio delantero para cosechar güisquiles de la enredadera que Rb sembró este año; al final bajé como veinte unidades y Rb se encargó de repartirlas entre los vecinos.

Al mediodía -bastante tarde, realmente- me dirigí a la biblioteca del centro histórico en donde he estado organizando reuniones para conversar sobre conceptos filosóficos; en esta ocasió había propuesto el tema del concepto del tiempo.

Y otra vez la reunión estuvo bastante escueta: hay un anciano que ha estado siempre y se nos unió otro señor que estaba en la misma aula desde antes del evento; un poco más tarde llegó otro de los frecuentes y casi al finalizar mi hija mayor y otro indigente que había participado en otro par de ocasiones.

Al final la reunión es para conversar un poco y tomar café, pan y galletas; y también ha sido una excusa para ver a mis hijos más de una vez en el mes; con mi hijo había conversado durante la semana y me había comentado que llegaría a la reunión pero no se quedaría luego pues tenía otro compromiso; al final no llegó y me pregunto si fue porque le aconsejé que viera bien sus horarios para no andar corriendo.

Total que salí de mi casa un poco después de las doce y el tráfico estaba bastante pesado y en vez de los treinta y cinco o cuarenta minutos que me lleva usuamente llegar al parqueo esta vez me tomó más de una hora: a la una con dos minutos estaba entrando al parqueo.

Llegué a la biblioteca un poco antes de la una y diez y -afortunadamente- al parecer no estaba el asistente de costumbre y tuve que ir a avisarle a la directora que empezaría la reunión: ella y una asistente temporal me ayudaron a preparar el espacio y la reunión se desarrolló sin muchos percances.

También la terminé antes: usualmente nos brindan dos horas pero la directora me pidió que lo redujera media hora pues tenían otra actividad; luego de despedirme de todos -y limpiar el espacio- le propuse a mi hija que almorzáramos en Subway.

Estuvimos con mi hija en el Subway más cercano a su habitación un poco más de una hora entre almuerzo y conversación; luego nos dirigimos al café internet de la universidad pues había enviado un documento con cuatro páginas para imprimir cuarenta pequeñas tarjetas navideñas.

Después de pasar por las impresiones pasé a dejar a mi hija a su habitación y retorné a mi casita; por la noche recorté las tarjetas navideñas y pegué una a cada marshmallow que planeaba regalar en la reunión del domingo.

El Domingo me levanté temprano pues quería hacer algunas lecciones de Duolingo y bañarme antes de llevar a Rb a la iglesia -y luego al convivio-; después de pasar a dejar a Rb me dirigí al departamento aledaño en el que se encuentra la pizzería en donde era la convocatoria.

La reunión estuvo interesante: incluso encontré a dos personas que también participaron en la jornada médica del otro grupo; la comida consistió de hamburguesas con papas -a pesar de que era una pizzería- y hubo una serie de juegos en los cuales se repartieron varios regalos.

Yo participé en tres de los juegos y al final me gané un regalo con empaque de la tienda en la que usualmente compramos utensilios de cocina; el paquete estaba bien pesado y decidí no abrirlo hasta retornar a la casa.

Lo cual fue una decepción pues esperaba que fuera algo electrónico o funcional y en realidad era una lámpara de gas; que es un artefacto raro: una canastilla de metal llena de bloques de sal; al parecer la sal se había empezado a degradar y la canastilla muestra signos de herrumbre.

Igual traté de que no me afectar pues es nomás un regalo y generalmente lo que hago con este tipo de dádivas es regalárselo a alguien más; en este caso decidí nomás regalárselo al personal que extrae la basura.

La semana laboral ha estado bastante lenta: durante estos tres días nomás ayer estuve en comunicación constante con el desarrollador que más nos ha estado apoyando y al final pude cerrar el último de los bugs que había creado; luego nomás he estado a la espera de nuevas asignaciones.

La semana pasada terminé los dos libros de ciencia ficción que estaba leyendo: Old man's war y Lock in; ambos libros son del mismo autor y la verdad me gustaron bastante; aunque decidí no continuar con el mismo autor -ambos libros son los primeros de su respectiva saga-; aún no decido mi próximo libro en esta línea.

También terminé el libro que estaba leyendo entre cada línea de lectura: Numbers don't lie; y empecé a leer What the Luck? que trata sobre la regresión a la media y la forma en la que nos confunde en la vida diaria; la otra opción aquí era Genome: The autobiography of a Species in 23 chapters; que será el siguiente.

En español terminé las Voces de Adriana y empecé a leer Cualquier verano es un final que trata sobre el suicidio asistido y la amistad -o amor- entre dos chicos; en No ficción voy por el setenta y cinco por ciento de How the World really works que es del mismo autor que Numbers don't lie.

En Tecnología aún sigo avanzando con Head First Design Pattern; está super pesado pero me he hecho el firme propósito de no dejarlo a medias; finalmente, en Meditación, creo que me falta uno o dos capítulos de Zen Training para pasar al siguiente: Meditation for beginners...

Y a ver cómo va eso...

   

martes, 28 de noviembre de 2023

Las intermitencias de la muerte... Death with interruptions... L'intermittence de la mort

Leí este libro de Saramago hace muchos años; me parece que se lo habían dejado de tarea a una amiga del voluntariado que estudiaba -ahora ya se graduó- psicología; creo que me comentó que ella no lo había leído sino simplemente completado la tarea. 

El libro me pareció, como casi todolo que leí de este autor, supremo; en un país donde ya no ocurren fallecimientos la sociedad debe buscar nuevas formas de completar el ciclo e incluso los negocios alrededor del tema deben buscar nuevos horizontes.

Y claro, el amor; o las relaciones, o la soledad; hay en el libro la historia de un músico que empieza a tener una relación con un personaje que resulta ser la muerte; y me parece que es el tema central de los libros de Saramago: la pareja.

Hace dos viernes visité -luego de varios años- una capilla funeraria; un día antes Rb me había comentado que una persona con quien había estudiado teología acababa de fallecer: era alguien ya mayor y se sometió a un exámen cerebral del que ya no despertó.

Total que después de la última comida del día de sus perros nos ataviamos con ropa negra y nos dirigimos a las capillas de uno de los grandes funerales de la ciudad; como el tiempo ha estado fresco incluso portaba mi eterna chumpa de cuero negra.

En el lugar Rb saludó a la familia de la persona fallecida y a algunas amigas; yo me limité a acompañarla y a tomar un par de tazas de café con sus respectivos panes y muffins; también pasó a saludarnos el pastor y me invitó -como no- a acompañarlos en la iglesia.

Estuvimos un poco más de una hora en el lugar -llegamos justo a mitad del servicio religioso- y luego nos despedimos de los deudos y retornamos al parqueo al otro lado de la calle -existe un túnel para evitar cruzar la calzada- para dirigirnos finalmente a casita.

La segunda mitad de la semana pasada estuvo igual de tranquila en el trabajo: por ir rumbo al final del año la mayor parte de los proyectos bajan sus actividades pues una gran cantidad de personas aprovechan para solicitar vacaciones.

El miércoles al mediodía me dirigí al restaurante a donde nos habían convocado para el almuerzo de fin de año del equipo de trabajo; como había planeado llevé un recipiente hermético con botonetas y las repartí a -casi- todos los asistentes a la actividad.

La comida transcurrió sin grandes incidentes, en un ambiente festivo y conociendo un poco más a los miembros del equipo -era la tercera vez que nos reuníamos en tres años-; lo malo sucedió al final pues los gift cards con los que contábamos no habían sido activados.

Nuestra manager local se hizo cargo de la situación pero al final eso alargó nuestra estadía en el lugar por lo que el sello del parqueo del restaurante ya no fue válido y me tocó que pagar por ocho horas de parqueo -estuve un poco más de cuatro horas en el lugar-.

Total que el costo de la actividad fue de 3 dólares por la propina que no es cubierta por los organizadores y cinco dólares por el sobretiempo en el parqueo; pero en general creo que estuvo bien: a pesar de declinar la invitación para el baby shower de la manager más tarde, le entregué al inicio del almuerzo lo que le habíamos comprado con Rb.

El jueves se celebra el día de acción de gracias en el imperio por lo que nuestro project manager nos había indicado que iba a suspender la reunión; además, coincidentemente, la mayor parte del equipo local se quedó sin acceso a la red en la cual trabajamos.

Aprovechando la fecha le escribí a mi ex directora y a un par de contactos que viven en el imperio para congratularlos por el día; nomás la primera y un par de amigos de hace más de quince años respondieron al saludo y mantuvimos una pequeña conversación online.

El viernes también habíamos previsto que no habría reunión diaria pues la mayor parte del equipo iba a tomarlo como puente -black friday-; sin embargo encendí mi computadora un poco antes de las ocho y al ver que alguien había iniciado la reunión me uní a la misma.

Al final nomás estuvimos -de los más de quince- tres personas y la reunión duró menos de cinco minutos -usualmente tarda entre quince y treinta minutos-; luego me comuniqué con el project manager para ponerlo al tanto de la situación.

En la tarde me tocó que subir nuevamente al árbol de Ficus del patio delantero pues habíamos visto un par de güisquiles que ya estaban en el punto de cosecha; al final eran más de los que nos habíamos percatado y terminé bajando como veinte -y raspándome en varios lugares-.

De los güisquiles cosechados guardamos dos o tres y le resto los repartió Rb a los vecinos y unos pocos los regalamos cuando salimos a caminar luego de la jornada laboral -afortunadamente incluso alcanzaron para los guardias de la calle-.

El sábado por la mañana adelanté un poco en Duolingo: aprovechando la tranquilidad de la liga semanal estuve trabajando en quedar en los primeros lugares de la misma; al mediodía me dirigí a la habitación de mi hijo menor.

Con mi hijo estuvimos conversando -como con su hermana mayor la semana anterior- sobre últimas voluntades y testamentos; salimos a almorzar a Taco Bell y luego pasamos a la panadería que está a un par de calles de su casa por unos brazos gitanos.

Para finalizar la tarde estuvimos practicando con el cubo de Rubik de 4x4x4 y mi hijo estuvo armando el cubo de Rubik de 3x3x3 de espejo; además resolvimos un ejercicio de ajedrez un poco complicado y un poco antes de las cinco nos despedimos y retorné -bastante temprano- a mi casita.

El domingo me levanté super tarde; tan tarde que ya no medité -lo mismo había sucedido el viernes-, nomás tomé mi desayuno y luego me puse a hacer algunas lecciones en Duolingo; después fuimos con Rb a los supermercados del lado norte.

Al mediodía preparamos un buen almuerzo con pescado y por la tarde, para evitar dormirme, estructuré la tarde en ciclos de treinta minutos: freecodecamp, malabares con tres y cuatro pelotas, ajedrez, Duolingo, leer.

El domingo por la mañana había visto en un update de whatsapp que la suegra de mi amigo el gestor cultural había fallecido; estuve sopesando si ir o no al velorio pues no es que tengamos una relación tan cercana y a la señora -y su hija- la había visto únicamente en una ocasión.

Finalmente -al principio de la noche- decidí que iría al menos a saludar y le pedí el auto prestado a Rb, también había visto que la capilla funeraria se encontraba bastante cerca; apenas saliendo de los límites del municipio.

Esta funeraria es bastante pequeña y está bastante aislada -sin embargo me cobraron 3 dólares para ingresar al parqueo- y en el velorio había nomas cinco o seis personas; saludé a la esposa de mi amigo y luego estuve esperándolo pues no se encontraba en el lugar.

Me entretuve en la espera jugando un poco de ajedrez y cuando llevaba cuatro o cinco partidas mi amigo llegó al lugar; luego de saludarlo e inquirir sobre el desenlace me entretuve en el lugar un poco menos de una hora, conversando sobre diversos temas políticos y culturales; un poco después de las ocho me despedí y retorné ami casita.

Desde el jueves de la semana pasada he estado explorando -por haber visto un certificado del sitio en el linkedin de uno de los desarrolladores- freecodecamp; estoy interesado en al menos cuatro de los certificados que ofrecen.

El lunes terminé las lecciones para obtener el primero de los certificados -Csharp- y empecé a avanzar en los ejercicios del segundo: HTML; estuve casi todo el día en esto y llegué casi al final de la primera -de cinco- partes, las cuales espero completar esta semana.

Y a ver cómo va eso...


miércoles, 22 de noviembre de 2023

cincuenta y veinticinco... fifty and twenty five... cinquante et vingt cinq...

Mi hija mayor cumple veinticinco años mañana -que es el día en que celebran Thanksgiving este año en el imperio del norte- y teniendo la mitad de mi edad vive como vivía yo a los treinta y cinco: en una habitación sin ninún mueble -pero sin una carrera universitaria ni tres hijos-.

Cuando mi hija mayor nació yo estaba en mi segundo trabajo como profesional, empezando la tesis para graduarme de la universidad y ya llevaba un par de años de estar conviviendo con su madre; también creía -me parece- más fantasías que ahora.

O sea, creía en que el ser humano posee un alma y toda la mística judeo-cristiana; o que leyendo muchos libros podía aprender algo; o que si me portaba bien y me esforzaba mucho podía alcanzar el éxito en esta realidad... puras fantasías.

La semana pasada, a partir del miércoles, volvió a bajar de intensidad el trabajo: las tareas que habíamos planificado la semana anterior fueron diluyéndose y actualmente me encuentro nuevamente buscando qué más puedo hacer para continuar realizando las mismas funciones.

También tuve un par de llamadas que podría calificar como interesantes: mi madre me llamó en dos diferentes ocasiones para que habláramos sobre su última voluntad: quiere que me haga cargo de que un notario registre sus deseos sobre lo que sucederá con sus propiedades cuando ya no esté.

Y es que dice que la presión baja ha hecho que sienta que ya son sus últimos tiempos en el planeta; como no tengo prejuicios con respecto a la muerte me limité a escucharla, registrar sus ideas de cómo quiere que sus hijos hereden el par de casas que posee y afirmarle que morirse es la cosa más natural del mundo.

En la primera llamada también me solicitó ciento cincuenta dólares para finalizar la construcción del muro que da al callejón en la casa que he estado construyendo desde el año pasado en el terreno que me cedieron.

Lo interesante fue que el jueves -ya habíamos tenido un par de llamadas con mi madre- en el grupo de whatsapp de la familia de mi papá convocaron a todos sus hermanos -son once actualmente- y a la hija sobreviente de la única hermana ya fallecida a una reunión para tratar el mismo tema con respecto a la parcela y la casa de la abuela.

La señora tuvo trece hijos -mi papá era gemelo pero su hermana murió en la primera infancia- y actualmente sobreviven once de ellos; y a pesar de que mi abuela murió hace más de quince años es hasta ahora que están -con la ayuda de un primo abogado- tratando de aclarar la posesión -o repartición- de las dos propiedades.

Ese día llamé por la noche a mi padre para ofrecerme a ayudarle a atender la reunión a la que lo habían convocado pero nomás me dijo que se había excusado de asistir por razones de salud; y luego, el sábado, mi madre me llamó para comentarme que siempre sí había ido a la reunión: el tío que reside en el mismo departamento le había proporcionado transporte.

También el jueves mi prima favorita me escribió para solicitarme un préstamo adicional -me debería como trescientos dólares-; el día anterior me había estado escribiendo para contarme de sus dificultades financieras: debe hacerse cargo de su hijo menor quien tiene problemas neurológicos y su sueldo de mil dólares mensuales le queda corto.

Y la verdad es que su situación es rara: sus dos hijos mayores ya viven aparte pero siguen apoyándose en ella y su esposo tiene también otra pareja con quien comparte un apartamento en la ciudad; creo que a su vida le sobra drama; el jueves le transferí el préstamo solicitado.

El viernes mi hija me escribió para recordarme el pago de la segunda cuota -de seis- del curso de paramédico que está tomando con la esperanza de que le sirva para irse a trabajar a otro país; en total son como setecientos cincuenta dólares en seis meses y ha estado depositándome mensualmente setenta y cinco dólares.

Ese día, luego del horario laboral, acudimos con Rb a la tienda donde compro frecuentemente dulces y galletas pues habían convocado en la oficina a un almuerzo para este día y planeé llevar algún dulce a cada compañero.

También me escribieron del grupo que organiza jornadas médicas para proponerme una colaboración del cuatro al nueve de enero del próximo año; sin dudarlo mucho les confirmé mi asistencia y le escribí a mi supervisora para solicitarle cuatro días de vacaciones.

Y la verdad me sentí raro pues ya había solicitado diez días de vacaciones para el mes de diciembre; mi supervisora estuvo de acuerdo pero me indicó que debía enviar un correo dirigido al administrador del proyecto y a los encargados de la parte técnica y administrativa para que lo aprobaran.

El sábado almorcé con mi hija mayor; llegué a su casa a la una de la tarde y caminamos hacia el Mc Donald's que queda a tres o cuatro calles de distancia; estuvimos en el lugar un poco más de un ahora entre almuerzo y conversación y luego le pedí que me acompañara a un cajero automático pues no cargaba mucho efectivo.

El cajero no me permitió realizar la operación que necesitaba por lo que retornamos a su habitación para volver a intentar la transferencia pero nuevamente volvió a fallar; aprovechando la salida pasamos al café internet de la universidad pues había enviado un par de hojas de sticker para que me los imprimieran a color.

Luego le escribí a Rb para que me enviara una transferencia y esta sí fucionó; al final toda la operación era para el obsequio que les brindo a mis hijos en sus cumpleaños y navidad (cien dólares) y afortunadamente pude realizarlo; también compramos un pastel y retornamos a compartirlo con café.

El domingo por la mañana fuimos a la tienda de ropa usada estadounidense donde usualmente nos proveemos de vestimenta: Rb quería comprar un par pantalones y yo quería reponer un cincho que compre hace un par de meses y que se deterioró bastante rápido.

Rb compró dos o tres pantalones y yo encontré un cinco de lona que espero me dure más que el anterior; por la tarde -de acuerdo a lo previsto- no salí de casa y me dediqué a leer un poco -y a dormitar-.

Por la noche del domingo mi ex supervisora me envió un mensaje para invitarme al baby shower de mi actual supervisora; la fecha que indicaba era la misma para el almuerzo de la oficina -hoy- y a pesar de haberme propuesto mejorar en mis habilidades sociales decidí declinar la invitación.

Le envié, eso sí, al día siguiente el comprobante de los veinte dólares que deposité en su cuenta como contribución a la celebración y le indiqué que ya tenía apartado el horario; además, ayer le pedí a Rb que me ayudara a armar un pequeño paquete de regalo para mi supervisora, planeo entregárselo en el almuezo de hoy.

Ayer me escribió el joven que estuvo apoyando a mi papá en los trámites de graduación: su madre venía a la ciudad a una cita médica y me pidió que le ayudara con el transporte desde la estación de autobuses hasta el hospital en el centro histórico.

Como el bus venía hoy a las cinco de la madrugada le indiqué que me llamara a esa hora para que le ordenara un Uber; y hoy a las cinco y media me llamó y me escribió en Whatsapp para pedirme que procediera solicitar el viaje.

Fuí por mi computadora y estaba por confirmar el viaje cuando me volvió a escribir para cancelar su pedido: al parecer su cuñada era parte del viaje y ella se estaba haciendo cargo del transporte en taxi; además de que no se hablan o algo así.

Como ya estaba despierto aproveché para ponerme al día con mis correos, meditar, y empezar con las actividades de la jornada...

Y a ver cómo va eso...

martes, 14 de noviembre de 2023

Setenta y un años y un título universitario... Seventy-one years and a university degree... Soixante et onze ans et un diplôme universitaire...

Mi padre cumplió setenta y un años el jueves pasado; estuve bastante informado del hecho porque desde la semana pasada -luego de la visita a mi tía- soy parte de un grupo que contiene a varias decenas de primos y tíos de esa rama de la familia.

Y ese día me llamó mi madre para pedirme que lo acompañara al día siguiente pues tenía que venir a la ciudad por su título universitario -se graduó (por fin) de Profesor de Educación Media-; mi madre se oía mal y me comentó que estaba con problemas de baja presión y había ido a consulta al instituto de seguridad social.

Le comenté a mi madre que me haría cargo de todo y que llamaría por la noche a mi padre para ponernos de acuerdo; y por la noche llamé a mi padre para coordinar el día siguiente; pero, al revisar mi calendario semanal me percaté que justo al medio día del viernes debía participar en dos reuniones de planificación.

Entonces decidí que aunque no podía acompañar a mi padre en las vueltas de ese día al menos me haría cargo de brindarle transporte (bendito Uber); para no complicar mucho la situación no le comenté sobre mi decisión y nomás le hice saber a Rb que, finalmente, no saldría al día siguiente.

El lunes, martes y miércoles de la semana pasada estuvieron bastante trabajosos: por fin empezamos a realizar las funciones para las que nos trasladaron al nuevo equipo; entre mi compañero más nuevo y yo nos dividimos la ejecución de tareas específicas de una nueva funcionalidad.

Debido a eso no pude avanzar casi nada en mis lecturas durante la primera parte de la semana; y es que en vez de llevar un libro entre lecturas ahora estoy leyendo uno de no ficción y dos de ciencia ficción; y el turno de las lecturas normales era para no ficción: How the world really works.

El martes por la noche ordené el cubo de espejo (al final pagué casi quince dólares entre el valor del cubo y el costo del envío); y aunque el monto gastado es más del doble de lo que hubiera gastado de haber comprado el que mi amigo me había mostrado, creo que el que adquirí es mucho más parecido al que perdí hace un par de meses (y que me había regalado mi hija mayor en la última navidad).

Ese mismo día llegué (por fin) a mi objetivo de Duolingo: alcanzar el nivel legendario en todos los niveles de Francés; y fue un evento bastante anticlimático pues no hubo ningun reconocimiento de la app por el logro; incluso empecé a explorar Alemán porque a partir de ese día ya nomás me queda trabajar en la lección que se renueva cada día y temí que necesitara Jewels para realizarlas.

El miércoles estuve a la espera de la entrega del cubo (incluso me llamaron la noche del martes para confirmar la compra pues era pago contra entrega) pero no recibí nada; incluso antes de salir a la caminata vespertina le dejé el dinero al guardia de la colonia por si la entrega se realizaba mientras estaba fuera.

El jueves temprano -estaba aún en cama- vinieron a dejarme el cubo de espejo con lo que ya no me queda -por el momento- ninguna reposición pendiente; además, ese día escribí al área de recursos humanos de mi empresa para reponer el carnet del parque de atracciones más grande dentro de la ciudad.

Ese día Rb salió a realizar sus compras semanales de fruta que realiza desde hace unos meses en uno de los mercados del centro histórico; al retornar me traía un par de brownies de nuestro lugar preferido de comida palestina como celebración por el logro de Duolingo.

El viernes le escribí por chat a un par de personas de recursos humanos y al final me refirieron con una analista que me envió el listado de requisitos para la reposición del carnet y luego me tocó que llenar, imprimir, firmar, escanear y enviar por correo el formulario, junto con una fotografía digital.

Se supone que el trámite se demora entre quince y treinta día hábiles por lo que no sé si lo obtendré a tiempo para acudir con Rb al parque de diversiones durante las dos semanas que tendré de vacaciones el próximo mes.

El viernes estuvo en comunicación constante con mi padre pues debido a las reuniones de trabajo no pude acompañarlo a la recepción de su título; el profesor que lo acompañó la última vez -es un operador político- me llamó a las siete para comentarme que lo iba a esperar en la estación de buses del puerto.

Esta persona había venido más temprano pues tenía una cita médica en uno de los hospitales nacionales más grandes del país y luego se había comprometido a acompañar a mi padre en el trámite; llamé a mi papá a la hora en la que había planeado salir del puerto (ocho de la mañana) para comentarle que ya lo esperaban y que les ordenaría un automóvil.

A las diez y media de la mañana recibí la llamada comunicándome que el bus estaba en la estación y ordené un Uber que por cinco dólares y en un poco más de media hora transportó a mi padre y a su acompañante al Museo de la Universidad -por alguna razón allí sería la ceremonia-.

A pesar de haber llegado con más de dos horas de anticipación -y a pesar de haber sugerido- mi padre y su acompañante prefierieron esperar en el lugar pues el primero andaba con molestias gastrointestinales y temían que ocurriera un incidente que estropeara el día.

Se suponía que el acto de entrega de títulos iba a ser de dos a cinco de la tarde por lo que en algún momento consideré que podía unirme al grupo luego de mi horario laboral; pero, por la situación precaria de salud en la que se encontraba mi padre, le entregaron el título a las dos de la tarde.

A las dos y media me avisaron que ya estaban libres y que querían retornar a la estación de buses por lo que les ordené otro Uber (este me costó un poco más de seis dólares) y en un poco menos de una hora estaban de vuelta en la estación.

Durante todo este período estuve en constante comunicación con mi papá (le había puesto internet para todo el día en su teléfono), con su acompañante y con mi hermana menor (también le había puesto internet a un teléfono que estaba usando)  quien se había quedado acompañando a mi madre por su estado delicado de salud.

A las siete de la noche me comuniqué por última vez con mi padre ese día: me llamó cuando estaba ya entrando en su casa luego del viaje en autobús; al final no estuvo tan mal el día; a pesar de no haberlo podido acompañar en el evento pude hacerme cargo de su movilización en la ciudad.

Por los cambios de horarios -u otras razones- no había meditado desde el sábado hasta el jueves; el viernes, aprovechando que la primera llamada del día fue a las siete de la mañana retomé mi práctica de meditación y no la he dejado ni siquiera el domingo que usualmente tomaba como pausa.

El sábado me levanté un poco después de la siete y después de meditar, desayunar y hacer un poco de Duolingo me pasé el resto de la mañana leyendo un poco de no ficción y ciencia ficción; a las once y media alisté todo lo necesario (aunque olvidé los vasos de duroport!) para la reunión en la biblioteca.

Tenía el firme propósito de no llegar tan temprano al centro pues el parqueo es super caro y al final he pagado por casi cuatro horas de parqueo por las dos horas que dura la reunión; y sí, ese día pagué tres dólares de parqueo en lugar de los cuatro habituales.

La reunión estuvo bastante tranquila con dos de los asistentes habituales (además de mis dos hijos) y otro par de personas nuevas; un tipo mayor que vive en el mismo albergue que otros asistentes del pasado y un joven profesor de literatura que aportó el lado intelectual a la reunión.

Finalicé la reunión diez minutos antes que de costumbre e invité a mis hijos a almorzar al Subway de la zona en la que viven; estuvimos en el lugar casi una hora entre almuerzo -sub del día- y conversación y un poco después de las cuatro y media pasé a dejarlos a sus habitaciones.

Luego me dirigí a la casa de mi tía pues mi prima mayor me había invitado a la celebración de cumpleaños de su padre -era a las cuatro por lo que llegué con una hora de retraso-; la reunión fue bastante agradable, con tamales y pastel de dos tipos y estuve departiendo un poco más de una hora.

A las seis y media me despedí de todos pues debía pasar a un supermercado a comprar unas peras para Rb (me había llamado cuando estaba almorzando con mis hijos) y un poco después de las siete de la noche estaba estacionando el auto frente a la casa.

El domingo me volví a levantar temprano a meditar y luego de desayunar, practicar francés en Duolingo y leer un poco salí al patio frontal a quitar las malezas que se acumulan bajo el limonar; además ayudé a cosechar qüisquiles: bajé alrededor de veinte de la enredadera.

Por la tarde me dirigí a la casa de mi amigo voluntario con quien acostumbraba a cenar hace más de diez años y lo invité a un café y una dona en la tienda de donas más antigua de la zona; estuvimos en el lugar hasta que cerraron -casi a las cinco y media- y luego retorné a dejarlo a su lugar de habitación.

Ayer y hoy han estado bastante relajados en el tema laboral; se suponía que nos ibamos a reunir ayer a primera hora para ver la planificación de las próximas tres semanas (sería la segunda parte de la reunión del viernes) pero el administrador del proyecto cambió la reunión para este día.

Entre el Domingo y ayer completé los dos capítulos que me tocaban del libro de tecnología: Heads First Design Patterns; me cuesta mucho el tema pero estoy mentalizándome para completarlo y pasar luego a un tema un poco menos escabroso -pero no menos técnico- para continuar con esta línea.

Hoy a primera hora -afortunadamente pude meditar antes- realizamos la parte final de la reunión de planificación pero debo reconocer que no veo claro mi futuro en el equipo: de las cinco o seis tareas previstas ninguna estaba a mi nombre; en todo caso no quise resaltar el tema y seguiré -como hasta ahora- apoyando a mis dos compañeros en la realización de sus asignaciones...

Y a ver cómo va eso.




martes, 7 de noviembre de 2023

Días de trabajo... Workdays... Jours de travail...

Les he comentado en varias ocasiones a mis hijos -y a alguna otra persona con la que me relaciono- que mi trabajo es bien inestable: he trabajado varias veces sin parar por dos días seguidos -incluyendo noche y día- y he trabajado sin tomar un descanso por varias semanas -solo de día-; pero también ha habido días en que mi única labor en la jornada es una reunión de quince minutos al inicio del día.

Usualmente las personas se muestran deseosas de un trabajo así -porque primero cuento la parte final del párrafo anterior- y ya no tan deseosas cuando cuento sobre las otras características de mi trabajo; en fin, creo que debo ser más cuidadoso para hablar.

Y esta semana el trabajo está como la parte que no le gusta a la mayoría de las personas: ayer estuvo tan pesado que no hice mi lección de Duolingo de antes del mediodía; o sea, pasé toda la mañana entre reuniones y tareas y cuando me dí cuenta ya habían pasado las doce -hora límite para obtener un chest para puntuar doble en las lecciones-.

Y es que se vino fuerte -como siempre- las asignaciones de tareas y apenas pude ayudarle a Rb con el pelado y partido de papas para la preparación del pollo en crema -de almendras- que habíamos planificado para el almuerzo de ayer.

En fin...

El miércoles pasado fue el primer día del mes de noviembre y acá -creo que por toda latinoamérica- se celebra el día de los santos o el día de los muertos; y -al menos acá- se observa como día de asueto; había planeado ir a visitar a mi tía y, luego de acudir por la mañana a un supermercado, le propuse a Rb que me acompañara.

Después de que Rb le diera de comer a sus perros nos dirigimos a la zona colindante en donde ha vivido mi tía desde que se mudó a la ciudad -hace cincuenta y dos años, nos comentó-; yo llevaba la magdalena que había comprado por la mañana y Rb llevaba un recipiente con té, debido a que no ingiere nada que no ha preparado personalmente.

Estuvimos con mi tía -y mi tío- un poco más de una hora, entre conversación, café, té, magdalena y muchos recuerdos familiares; también Rb contó lo usual: sus viajes por los cinco continentes, los países que más le han gustado y así; luego retornamos a casa.

El jueves y viernes estuvieron más animados en el tema laboral ya que empezamos poco a poco a tomar más tareas en el nuevo equipo; además, nos asignaron a otro analista por lo que ahora el equipo se compone de cuatro -aunque el analista más antiguo está en una ausencia de un par de meses por apoyar otro proyecto-.

Por cuestiones de cambios de hora en el imperio del norte toda la semana pasada estuve entrando a trabajar a las siete de la mañana; y el jueves y viernes -para avanzar en un par de tareas- me levanté a las cinco de la mañana, realicé los veintiún minutos de meditación y luego me dediqué a mi trabajo.

El sábado me levanté a las cinco menos cuarto pues había planeado ir a la casa de  mi amigo a quien le estoy enseñando a armar el cubo de Rubik y la última vez me había tardado un par de horas en el trayecto -vive justo al otro lado de la ciudad-.

En esta ocasión había planeado utilizar transporte público y Uber; un poco después de las cinco me dirigí a pié al lugar en el que pasan los buses intermunicipales y tomé una unidad hasta la estación más concurrida del Transmetro.

Abordé una unidad express -cobran el doble- y me dirigí al centro histórico; en donde abordé otra unidad hacia el Obelisco; en donde abordé otro bus intermunicipal que me llevó hasta Carretera a El Salvador.

En un gran centro comercial de este sector entré en un Mc Donalds y luego de utilizar sus servicios sanitarios ordené un Uber Moto; que finalmente me condujo hasta la calle en la que se encuentra la casa de mi amigo; el primer bus me cobró casi un dolar y el segundo un poco más de medio dolar; el viaje en Uber me salió en tres dólares; lo que no estuvo tan mal.

Le indiqué al conductor de la moto que me dejara en el inicio de la calle pues de allí a la casa de mi amigo son como cien metros en una cuesta a más de cincuenta grados de inclinación; faltaban como cinco minutos para la hora acordada (siete y media) cuando recibí una llamada de mi amigo; misma que casi no pude contestar pues estaba como a diez metros de distancia y ya no tenía aliento.

Luego de recuperar la respiración normal nos pusimos a cocinar; yo había llevado ingredientes para preparar un desayuno bastante típico: un omelette de media docena de huevos (al cual tuvimos que agregarle otro par) con relleno de jamón, salami, peperoni, chile pimiento y cebolla; plátanos fritos y frijoles colados.

Al terminar de preparar el desayuno mi amigo le bajó su porción a su esposa -quien aún estaba despertándose- y nosotros desayunamos en el comedor de la casa: la construcción es de madera y de un estilo bastante armónico.

Luego del desayuno estuvimos practicando los pasos cuatro y cinco de mi método para armar el cubo de rubik de 3x3x3 y a las diez que había planeado iniciar el retorno a mi casa mi amigo se ofreció a darme aventón pues debían salir con su esposa.

El viaje de vuelta estuvo más tranquilo e incluso pasamos a un gran centro comercial en donde había esperado reponer mi cubo de 3x3x3 de espejo pero, lastimosamente, el modelo que tenían en un kiosko del lugar era más pequeño que el que perdí hace un par de meses -creo que finalmente deberé comprarlo on line-.

Mi amigo pasó a dejarme a la misma estación del transmetro desde donde empecé mi recorrido en este medio más temprano y desde allí abordé una unidad hasta el comercial en donde se toman los buses que me dejan al otro lado de la calle frente a mi colonia.

Preparamos el almuerzo con Rb y luego de almorzar y de sacar a caminar a sus perros nos dirigimos al supermercado más cercano en dirección norte (a un par de kilómetros);  luego nomás estuvimos viendo series y películas en la habitación de Rb.

El domingo habíamos planeado ir al supermercado en el que nos proveemos de artículos a granel por lo que luego de desayunar nos dirigimos al lugar; pero no encontramos un tipo de aceite que Rb utiliza para cocinar por lo que pasamos a otro supermercado más pequeño y luego a la sucursal local del mismo supermercado que visitamos más temprano.

En el tercer lugar encontramos por fin el aceite buscado y yo aproveché para comprar una magdalena pues había planeado visitar a mi prima que enviudó justo hace un año; luego del almuerzo (alitas) y de sacar a caminar a sus perros tomé el auto y me dirigí a la casa de mi prima.

Como mi prima creyó que llegaría con Rb (me comentó que) había hecho una limpieza bastante profunda -tienen como ocho perros-; estuvimos un poco más de una hora entre conversación, café magdalena y al final se nos unió su hijo menor; tiene veintiseis años y acaba de empezar -otra vez- a trabajar en el mismo call center que trabaja mi hijo menor.

A las cinco y media me despedí de mi prima y retorné a mi casita; ni el día anterior ni ese leí mucho; ya terminé de leer Why People Believe in Weird Things pero aún no he empezado el otro de Smil; y es que mientras estaba buscando qué leer de ficción empecé tres libros a la vez: Old Man's war, Locked in y Love Death & Robots.

El primero es sobre viajes interplanetarios -y personas de edad avanzada- el segundo sobre surrogates y el tercero es la colección de historias de ciencia ficción sobre las que se basó la primera temporada de la serie de Netflix del mismo nombre.

Los primeros dos están muy buenos y creo que los tomaré como lectura inter líneas (ambos) pero el tercero ya no muy me gustó; del tercero había empezado a leer una historia y luego ver el capítulo de Netflix, pero, la cuarta o quinta historia introduce vampiros y no me agrada la mezcla de fantasía con ciencia ficción.

Pero igual, por lo ocupado que he estado los últimos días mi rutina se ha estado descarrillando bastante; a pesar que a partir de ayer empecé con las reuniones a las 8:00 -o quizá debido a eso- no he meditado ni ayer ni hoy (ni lo había hecho el sábado y el domingo) y no he leído mucho desde el viernes...

Y a ver cómo sigue eso...

martes, 31 de octubre de 2023

Días de lluvia y frío... Rainy and cold days... Jours pluvieux et froids...

Viene, al parecer, un frente frío por las costas del Pacífico; al parecer este año los fenómenos climatológicos están más fuertes que en años anteriores; o al menos esa es mi percepción: la semana pasada o antepasada leí sobre un huracán que causó estragos en algunas partes del sur de México.

Se supone que lo que viene por acá no es tan extremo pero nunca se sabe; por lo precario de nuestras infraestructuras -gracias a la corrupción galopante- unos pocos días de lluvias constantes terminan causando verdaderos desastres.

Por acá lo único que variará, creo, serán las salidas post jornada laboral; ayer que salimos a caminar hacia el supermercado más distante recibimos un poco de lluvia al estar aún a un par de calles de la colonia; afortunadamente fueron unas pocas gotas nomás.

Pero sí se ha instalado el frío de forma más temprana que en años anteriores; por la naturaleza de mi trabajo paso la mayor parte del día -o al menos de la mañana- de la misma forma en la que duermo: sin ropa; pero ahora llevo un par de días en que sí noto la ausencia de la misma.

Y es que en el trabajo las cosas ha estado un poco más interesante últimamente: ya estamos trabajando con mi compañero en la confección de documentos de soporte a nuestras funciones y este día, precisamente, presenté por primera vez en la reunión diaria un resumen de nuestros progresos.

Y también -a veces- me preocupa, o sea, los procesos están aún en fase incipiente y tratar de 'mejorar' algo que no se ha 'definido' formalmente no lleva generalmente a buenos resultados; o sea, soy creyente que los cambios deben de ser realizados paulatinamente pero algunos días me veo como el pollo que perdió la cabeza pero sigue corriendo.

En fin.

El viernes pasado por la tarde sacamos el auto para llenar el tanque de gasolina; había tenido la curiosidad de medir el gasto de combustible en mis viajes al puerto por lo que le había propuesto a Rb que un día antes del próximo viaje llenáramos el tanque juntos y el día posterior lo llenara únicamente yo.

También me proveí ese día de ingredientes para preparar mis panes de viaje y compré, en el supermercado más barato al que acudimos, una magdalena de naranja; con esto último espero hacer más manejable la relación con la presidenta del comité del vecindario donde viven mis padres.

El sábado me levanté a las cuatro y media, me bañé y preparé tres panes para el viaje; el día anterior había dejado en el automóvil las cincuenta libras de comida para perros que adquirí hace unos meses y la cafetera que utilizo en las reuniones de los sábados por la tarde.

A las cinco y media arranqué el auto e inicié el viaje que he repetido cada tres meses este año: alrededor de cien kilómetros hasta el puerto del Pacífico en donde mis padres han vivido durante las últimas dos décadas.

Sabía que había problemas de circulación en la ruta principal pues hubo hace unos meses un hundimiento y el gobierno nomás instaló un puente provisional reduciendo la circulación de una de las principales vías del país de tres carriles en ambas direcciones a uno solo.

A las cinco de la mañana era poco el tráfico y pasar por el lugar no me tomó más de quince minutos -no me hubiera tomado más de un par de minutos en una situación normal- y llegué a la casa de mis papás antes de las siete de la mañana.

En la casa de mis papás preparé café y compartí con ellos el zepelín de almendras que había reservado para el viaje -y los panes que acababa de preparar-; además les entregué las cincuenta libras de alimento para perros y me sorprendí al ver que ahora ya no tienen un perro sino dos.

Cuando acabamos de desayunar le pedí a mi madre que me ayudara a conseguir pescado pues desde el último viaje me había hecho el propósito de proveerme de esta fuente de proteina en esta ocasión; mi madre se dirigió a la casa de la presidenta del comité -como que controlan todo- y yo le pedí a mi papá que me acompañara a revisar la construcción.

Mi madre regresó cuando ya habíamos revisado ambos niveles de construcción y se ofreció a llamar al albañil para que le comentáramos los siguientes pasos de la construcción: la pared exterior y el inicio de los detalles del primer nivel.

El señor llegó un poco después y estuvo tomando medidas y escuchando las indicaciones de la forma en la que espero que quede distribuido el primer nivel: un espacio amplio para sala-comedor-cocina y la otra mitad dividida entre una habitación, un pasillo para las escaleras y un baño completo.

Como cargama mis instrumentos de dibujo y mi cuaderno más grande de proyectos le dibujé varios detalles y le entregué la hoja -al venir manejando más tarde me percaté que dejé en la casa de mis padres mi caja de lapices de dibujo y el cuaderno-.

La presidenta del comité de vecinos llegó en una motocicleta para coordinar la compra de los pescados y aproveché para obsequiarle la magdalena que le había llevado; un poco más tarde regresó con un paquete bastante voluminoso de pescado: dos pargos de más de dos libras y diez peces pequeños de más de una libra.

Mi madre no quiso aceptarme ningún dinero así que aún debo ver la forma en la que compenso el gasto pues creo que fue bastante fuerte -alrededor de treinta dólares-; continuamos con la revisión de las construcciones y un poco antes de las once de la mañana les indiqué que me retiraría pues temía que el retorno a la ciudad fuera más complicado.

Y sí, estuvo super complicado: los quince minutos de la mañana se transformaron al medio día en una hora y media de tráfico -y casi medio tanque de gasolina-; el calor estaba alto y los tres carriles de entrada -y más de seis vías auxiliares- se transforman en uno solo por lo que fue mucho tiempo de avanzar a paso de tortuga.

Incluso llamé varias veces a Rb -tenía puesta mi localizción en vivo en Whatsapp- para actualizarla y al final indicarle que llegaría mucho más tarde de lo que había planeado y que debería de empezar a almorzar sola.

Al final vine una hora más tarde de lo planeado pero Rb estaba aún en los últimos detalles del almuerzo; por lo avanzado de la hora decidimos sacar a caminar a sus perros antes de almorzar -lo contrario a la práctica diaria- y luego compartimos la última receta que encontramos: croquetas de pollo y papas.

Luego del almuerzo nos pusimos a separar el pescado para meterlo en el congelador y contamos trece libras en total; como al separar las porciones nos sobró un pescado pequeño, aprovechamos para regalárselo a nuestra vecina.

Por la tarde transferí los quinientos dólares que mi madre me había indicado que serían necesarios para iniciar el trabajo de la pared exterior y luego me pasé el resto de la tarde en reposo casi absoluto: el viaje de vuelta había sido tan terrible que incluso Rb se preocupó al ver que tenía los ojos enrojecidos.

El domingo Rb decidió acudir a la iglesia por lo que saqué el automóvil para llevarla un poco antes de las diez y luego para retornarla a casa un poco después del mediodía; por la tarde había planeado un café con mi amigo el gestor cultural por lo que a las tres y cuarto me dirigí a su casa.

Con mi amigo habíamos quedado que a las tres y media pasaría por su casa pero cuando llegué me indicó que aún estaba atendiendo a su suegra -es muy mayor y está inmovilizada- por lo que me invitó a ingresar a su casa y saludar a su esposa.

Estuvimos conversando unos pocos minutos en lo que terminaban de acomodar a la señora en su habitación y luego nos dirigimos al lugar de donas en donde nos habíamos reunido hace unos meses; lo malo fue que cuando llegamos encontramos al centro comercial sin electricidad por lo que no había servicio.

Nos dirigimos al otro lugar habitual para tomar café y pastel y estuvimos en el lugar un par de horas entre conversación sobre el estado actual del país tanto política como culturalmente; y además sobre un par de proyectos que tiene para generar un medio de vida;  un poco después de las seis lo pasé a dejar a su casa y retorné a mi casita.

El día de ayer acudí a mi oficina -o al menos al edificio al cual acudí durante los primeros cinco o seis años de mis labores actuales- pues quería reponer la gorra de la empresa que perdí hace unas semanas en un Uber moto.

Me había puesto de acuerdo con la persona a cargo de estos implementos y a las once y media me dirigí al lugar; acabando de salir de la colonia creí que había olvidado mi celular -allí llevaba el código para parquearme- y retorné rapidamente a casa.

Al final el celular no estaba en casa sino que lo había puesto en la bandeja de la portezuela del auto -creo que me afecta levantarme muy temprano- por lo que reinicié mi viaje a la oficina; el tránsito no estuvo tan mal -excepto en un lugar en donde la policía municipal de tránsito estaba multando a una fila de carros y ralentizando el avance-.

Me llevó un poco menos de cuarenta y cinco minutos llegar al lugar; pude recoger la gorra sin ningún contratiempo y luego retorné de forma un poco más rápida a la casa; como había empezado a trabajar a las siete (a las seis realmente por lo que me había levantado a las cinco) cerré mi computadora a las cuatro y nos dirigimos con Rb al supermercado más distante.

Ayer terminé de leer Black Cake y no me decepcionó; es más, al final la autora le dá un buen twist a la historia revelando datos que cambian un poco una parte de la historia pero en general se mantiene la narración original: y todo inicia y termina en Jamaica.

Debo ver ahora qué leo en la línea de Ficción aunque creo que me decidiré por uno de Ciencia Ficción; es más, ayer bajé dos o tres libros del tema y ya nomás me resta decidirme por cual de estos me inclino; en lecturas intercaladas estoy por concluir Why People Believe in Weird Things.

Este libro no me gustó tanto al final; o sea, el título sugiere un buen contenido pero, aparte del capítulo que le dedica a los libertarianos, siento que se dedica demasiado a defender la causa de su pueblo -judío, por supuesto- y muy poco a otras Weird Things.

Luego de este voy a leer un libro del mismo autor del libro que estoy leyendo en la línea de No Ficción: aquí estoy leyendo How The World Really Works de Vaclav Smil y para lecturas intercaladas creo que leeré Numbers don't lie, del mismo.

En español también terminé El mono obeso e inicié con un libro corto de una autora española: Las voces de Adriana, de Elvira navarro; son como ciento cincuenta páginas y creo que lo leeré en tres ciclos solamente; luego creo que seguiré con autores españoles en esta misma línea.

En Tecnología sigo con Heads First Design Patterns y está muy bueno; el tema lo encuentro bastante complicado pero la forma en la que lo presentan es muy amena; con ejemplos y código bastante accesible y aunque no estoy escribiendo código -se basa en Java- creo que me ayuda a comprender conceptos bastante básicos de programación.

Finalmente en Meditación sigo avanzando con Zen Training; creo que ya llevo varios meses con el mismo y aún me falta una buena porción pero no es un tema que espero que se agote en toda mi vida -al igual que los veintiún minutos de meditación que realizo la mayoría de mañanas-.

Y a ver cómo va eso...