Hace unos meses -o años- repasaba las redes sociales en las cuales tenía alguna presencia digital: en Facebook fui bastante activo durante los diez años o así que me desempeñé como voluntario en el grupo de risoterapia... hace más de una década abrí una cuenta de Twitter pero nunca he sido muy asiduo a esta red social: la encuentro demasiado intensa.
Nunca tuve una cuenta en Snapchat pero sí tuve -tengo- una en Tumblr; además Instagram lo tomé como una extensión de facebook por lo que a pesar de no usarla si 'tengo' una cuenta en la red que le está haciendo una competencia a Twitter por estos días.
Y es que aún encuentro difícil ver cómo se traslada lo digital a lo cotidiano... como en la primavera árabe o en las protestas de hace unos años en Hong Kong... o sea, usualmente en las redes sociales se presenta una relación bastante distorsionada de la vida personal o social; en esta ocasión la realidad de Twitter se reflejó fielmente en la primera vuelta de estas elecciones.
En todo caso encuentro sorprendente lo que está sucediendo por estos día en el país... empezando por el hecho de que dos candidatos de la 'social democracia' hayan quedado en los lugares más altos en el conteo de votos... y creo que incluso los sectores más conservadores -o radicales- quedaron igual de sorprendidos.
O sea, si hubieran previsto el escenario actual no hubiera permitido que el segundo candidato llegara tan lejos... ahora están tratando por todos los medios de que disponen -que no son pocos- de frenar su participación en la segunda vuelta o al menos desprestigiarlo de cualquier forma posible: que si es comunista -que no es-, que si trae la agenda LGBT -su hija es lesbiana, él es heterosexual-, que perderemos nuestras propiedades -¿cuáles?- y así...
Será un largo mes hasta la realización de la segunda vuelta de las elecciones -20 de agosto- y aún cuando lo elijamos en esa fecha -es casi casi casi seguro que tendrá una victoria apabullante- será un camino aún más largo hasta la transición presidencial el 14 de enero próximo...
Y a ver cómo va eso...
Mi rutina de la semana pasada reflejó de forma bastante fiel a la semana anterior, incluso llevé el control de lo que iba realizando diariamente en una matriz en Notepad++: levantarme a las 6:00 AM y avanzar en el libro de dibujo utilizando el lado derecho del cerebro, luego meditar veinte minutos.
El lunes, miércoles y viernes empezar a trabajar a las siete y media -recibiendo training sobre automation de nuestros amigos del subcontinente asiático- y el martes y jueves a las ocho, con la reunión diaria del proyecto que está feneciendo por estos meses pero al cual aún debemos de brindarle soporte.
Luego, durante la mañana intercalar las tareas del trabajo con el dibujo en Indesign -esta semana terminé la primera ronda de los once dibujos que mi editora me dejó hace un par de semanas-, dibujo en Autocad -aunque llevo como tres semanas que no he hecho nada de esto-, leer y formación en Ciberseguridad -terminé el curso de Incibe hace más de una semana y empecé uno de ISC2-.
Continúo también con el ayuno intermitente -creo que lo he hecho todo el año-: de lunes a jueves tomo mi primera comida -desayuno- al mediodía: una taza de avena, un banano, un poco de mango y 22 gramos de gelatina; de viernes a domingo desayuno a las siete de la mañana.
El almuerzo, cuando estoy en casa lo tomo usualmente a la una de la tarde y de la misma forma un poco antes de las dos ayudo a Rb a pasear a su perra más pesada -damos dos vueltas a la cuadra; luego del trabajo, los lunes, miercoles y viernes, usualmente salimos a caminar: tenemos dos supermercados a distancias casi equidistantes en direcciones opuestas.
Martes y jueves ejercicios en casa: los martes tenemos una rutina de aeróbicos y kickboxing y los jueves una de aeróbicos y ejercicios abdominales; trato de cenar entre seis y siete de la tarde -generalmente, cuando caminamos, más cerca de las siete que de las seis- y luego leo un poco o completo mi cuota diaria de francés con Duolingo.
Rb es bastante asidua a las series de Netflix, Hulu, HBO y similares por lo que de siete a once generalmente pasamos el tiempo en su habitación -yo también veo algo como The Witcher o Jack Ryan, o alguna película de los mismos géneros- intercalando el tiempo de consumo de material audiovisual con Duolingo, Ajedrez o algo similar.
A las once usualmente me retiro a mi habitación en donde leo un poco más y trato de dormirme antes de medianoche; esta rutina varía generalmente los fines de semana pues trato de no contectarme a mi trabajo e intento salir un poco: los sábados a desayunar con algún conocido y/o a almorzar con uno de mis hijos y los domingos llevando a Rb a la iglesia y visitando a alguna de mis primas o algún viejo contacto de mi voluntariado de risoterapia.
Y así más o menos estuvo mi semana anterior... la variación de la rutina ocurrió el miércoles que le presté ciento cincuenta dólares a mi hija mayor para que adquiriera una máquina de coser -creo que, al igual que el tejido, le ayuda a mantenerse ocupada y -espero- rebajar su ansiedad-.
También: el viernes salí de mi trabajo con una hora de antelación pues acompañé a Rb a una reunión con su jefe: aunque es nativo de este país tiene varias décadas de vivir en el imperio del norte y es la segunda ocasión en la que nos reunimos los tres... y hasta ahorita me doy cuenta que no es necesario que participe en esas reuniones... en fin.
El sábado estuvo bastante raro: el señor que por muchos años ha provisto de frutas y verduras a la colonia acaba de abrir una tienda en una colonia aledaña y le habían pedido a Rb que compartiera su membrecía del supermercado en donde compramos provisiones al por mayor, por lo que habíamos acordado que su esposa nos acompañara en nuestra siguiente visita a este lugar.
Y yo ya tenía programado el almuerzo mensual con mi hijo menor... los perros de Rb usualmente desayunan a las nueve menos diez y luego de que terminaran de comer nos dirigimos a la tienda en la colonia vecina... la esposa del señor me entregó las llaves de su automóvil y nos dirigimos al supermercado.
Yo había estimado que tres horas serían suficientes para ir, comprar y retornar pero el viaje de ida estuvo bastante lento: usualmente no nos tardamos más de quince o veinte minutos en el trayecto pero en esta ocasión fue más de una hora.
Afortunadamente las compras -aunque se recorrieron todos los pasillos del supermercado- no fueron muy tardadas e iniciamos el viaje de retorno con buen tiempo... con mucho tráfico nuevamente; yo no llevaba teléfono y el reloj del tablero del automóvil estaba incorrecto: me estacioné frente a la tienda y le indiqué a Rb que me retiraría -porque, de acuerdo al automóvil, faltaba poco para la una de la tarde-.
Dejé a Rb en la tienda y retorné casi corriendo a mi casita -con las pocas compras que nosotros habíamos hecho-; encendí la computadora del trabajo y me conecté a Whatsapp para informarle a mi hijo que iba a llegar tarde y al ver la hora de la computadora me percaté que aún era mediodía por lo que procedí a bañarme con calma y a preparar mis mochilas -en una de ellas cargo implementos de té-.
Rb entró un poco más tarde y a las doce y veinticinco abordé el automóvil para dirigirme a la casa de mi hijo... como había visto que el acceso habitual a la ciudad estaba bastante congestionado -al parecer por la bonificación anual que la mayor parte de empleados recibe durante estas semanas- decidí entrar por la parte opuesta y a la una de la tarde llamé a mi hijo para que saliera.
Con mi hijo nos dirigimos a almorzar al Taco Bell de costumbre y estuvimos en el lugar un poco más de una hora entre comida y conversación... luego retornamos a su habitación en donde estuvimos revisando el sitio en donde podemos consultar la información de las acciones de su empresa que empezamos a adquirir hace un par de meses -están perdiendo bastante valor!!!!-.
Luego preparamos té y compartimos el tiramisú que compramos en el camino de regreso de Taco Bell; para terminar la tarde resolvimos un par de ejercicios de ajedrez del libro de Polgar y a las cinco y media nos despedimos y retorné a mi casita... un poco antes el hijo mayor de mi prima me había escrito por whatsapp para cancelar la reunión que habíamos acordado para las seis de la tarde.
La reunión cancelada -la excusa fue que la suegra estaba teniendo dificultades médicas y debía acompañar a su novia en la emergencia- la había programado un par de días antes a petición de mi prima favorita: su hijo mayor tiene casi treinta años y no quiere trabajar... me pareció interesante... en fin.
Ayer me levanté temprano y leí algo del libro de dibujo... pero no medité -al igual que el domingo anterior-; preparé mi desayuno y luego retorné a la cama -a la cama de Rb realmente- en donde estuve dormitando hasta un poco después de las nueve.
A las diez menos veinte llevé a Rb a su iglesia y cuando retorné estuve haciendo un poco de Duolingo e informándome en las redes sociales de los últimos eventos en la telenovela que están siendo las elecciones locales... al mediodía, luego de una llamada por Whatsapp, fui por Rb al supermercado de costumbre y venimos a preparar las alitas de pollo dominicales.
He estado tratando de programar reuniones los domingos por la tarde para evitar quedarme solo en casa pues Rb acude a su iglesia a recibir clases de teología: si me quedo solo y me pongo a leer o a ver algo en la computadora me baja el sueño y odio dormir en el día pues siento que altera mi ciclo circadiano.
Lo malo es que ya van varios domingos que las clases de Rb son canceladas -o las recibe online- y entonces debo ausentarme aunque no lo necesitara... como ayer, ya había programado una reunión con el voluntario que vive en la misma colonia en donde viví durante ocho años luego de mi retorno del imperio del norte, y cancelaron la clase de Rb.
A las tres y media empaqué en mi mochila un paquete de pan tostado que había adquirido en el supermercado y me dirigí a la casa de Yv -tenía más de cinco años de no verlo-... la reunión la habíamos acordado la semana anterior y en el camino estuve recordando todo el tiempo que pasé la década anterior en esa casa: era el luegar habitual de reunión del grupo informal que se encargaba de muchas funiones administrativas del voluntariado.
Y, por vivir a un par de calles y tener una estructura vital bastante similar (mi amigo es cinco años mayor y también ha vivido solo durante muchos años) generalmente nos reuníamos al menos una vez a la semana para cenar... además de compartir las visitas semanales a hospitales, orfanatos, asilos o similares con nuestra labor de risoterapia.
La visita estuvo bastante tranquila... la casa de mi amigo sigue bastante igual luego de cinco años y estuvimos poniéndonos al día de los acontecimientos del último lustro: ya la mayor parte de voluntarios de esa época han seguido con su vida cotidiana y mi amigo continúa -creo- bastante aislado de la sociedad.
Un poco después de las seis nos despedimos, acordando no dejar pasar tanto tiempo para la próxima reunión, y retorné a mi casita; aunque ya era tarde cuando estacioné el auto, aún había bastante claridad -creo que es esa época del año en que los días son más largos-; por la noche les escribí a mis hijos mayor y menor por whatsapp y les envié el libro How to Adult de Stephen Wildish.
Llevo dos o tres ciclos de Lean your loneliness slowly against me y ya voy en la recta final de 2666 -creo que me quedan uno o dos ciclos-, además terminé de leer Invierta con poco e inicié con Los Astronautas; este último me parece muy interesante pues explora la dinámica de las familias rotas -como la mía-.
Estoy avanzando con Bad Thoughts -creo que ya pasé de la mitad- y con The Agile Samurai: estoy leyendo dos capítulos en cada ciclo pero los he sentido muy ligeros; el viernes -o sábado- terminé el úlitmo libro planeado de Análisis Transaccional y empecé con el primero de Meditación -Zen Training de Katsuki Sekida-.
Y pues... leer, dibujar a mano, dibujar en computadora, trabajar, jugar ajedrez, jugar de vez en cuando scrabble, aprender...
Y a ver cómo sigue eso.
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