Creo que -con pocas excepciones- a lo largo de mi vida esta afirmación ha sido veraz: me gusta estudiar; y sí, fui maltratado de niño -de forma muy fea- porque a veces no obtenía las calificaciones que mi madre esperaba; pero bueno, de todos modos me gustó estudiar; y más que estudiar -creo- leer.
Porque incluso le comentaba a Rb un episodio del tiempo que pasé en el Imperio del Norte: acostumbraba leer con mi primer device inteligente -una de las primeras Palm Pilot- y en varias ocasiones alguno de mis compañeros de trabajo me preguntó qué estaba estudiando; mi respuesta: not studying, just reading.
Y he estado pensando esto porque han sido pocas las ocasiones en que me quedado sin involucrarme en un estudio -formal o informal-; la última década ha sido muy buena: un master en ciberseguridad; más de cien cursos en Coursera; algo así en Platzi; y ahora me puse como meta obtener el certificado de Professional Scrum Product Owner.
Estoy tratando de involucrar a una ex compañera de la maestría -que vive en el país donde los ingleses ejecutaron al pirata William Walker- y le he estado enviando, cada dos días, los videos que ChatGPT organizó para dosificar un curso en mes y medio.
Se supone que para la mitad del próximo mes habremos observado todos los videos y estaremos preparados para someternos al examen (una hora, ochenta preguntas, doscientos dólares); pero, he empezado a autoexaminarme diariamente en con el contenido de un libro con más de quinientas preguntas sobre el tema.
Y a ver cómo va eso...
Por la tarde del domingo pasado me embarqué en mi nuevo proyecto: prepararme para la certificación como Professional Scrum Product Owner I; he estado viendo unos videos de un curso de Udemy que bajé hace unas semanas -y la semana pasada involucré a mi compañera de la república al sur de nuestro país con quien llevé la maestría en ciberseguridiad-.
Hace unos días redescubrí un libro que había bajado sobre el tema hacía algunas semanas; es un epub con varios exámenes de muestra para obtener esta certificación; entonces, me puse a trabajar en: convertir el archivo, primero a pdf luego a txt; extraer la información; almacenarla en una base de datos -al final mejor la metí en un archivo json-, y crear una app en react para practicar con las preguntas del libro -son más de quinientas-.
Y eso me pasé haciendo toda la tarde -y parte de la noche- del domingo: con el archivo como txt, primero intenté crear una base de datos en postgresql -pero había que realizar muchas configuraciones en mi máquina con fedora 39-; luego instalé mysql y creé la estructura de las tablas para almacenar la información.
Luego me decanté por json y estuve escribiendo -con ayuda de las cuatro AI- un script en Python para extraer la información del archivo de texto; eso me llevó la mayor parte del tiempo; al final logré limpiar y depurar bastante la información para luego almacenarla.
El lunes por la mañana empecé a escribir una app en React para revisar las más de quinientas preguntas; y un poco antes del mediodía llegué a un muy buen punto en el desarrollo y lo subí a github para poder practicar en cualquier lugar -con acceso a Internet al menos-
Por la tarde salimos a comprar los ingredientes para preparar una refa para el personal del servicio de extracción de basura; el plan -se me había ocurrido hace algunos meses- era obsequiarlos con un sandwich, un jugo, un par de bananos y un par de bolsas de snacks; lo último lo habíamos comprado hace algunas semanas, y Rb había comprado los jugos hace unos días; este día compramos los bananos, el jamón, las salsas y el pan.
El martes estuvimos pendientes de la hora en la que entraría el camión de la basura; Rb había revisado el número de personas y había concluido que venían aproximadamente seis personas; aunque yo usualmente veo tres (o quizá había más en otras actividades).
Un poco antes del mediodía -cuando el señor de la garita nos avisó- salí con la caja en la que habíamos puesto las seis refas y, como a tres casas de distancia, le pedí al conductor del camión de la basura que bajara y le hice entrega de las refas.
Continué refinando la app para autoexamen: le puse un límite -primero de cinco y luego de tres- al número de preguntas incorrectamente respondidas para repasarlas; luego le puse un límite de tres al número de repasos para facilitar el aprendizaje espaciado; después del horario laboral llevamos a los tres perros de Rb a su vacuna anual -no estoy seguro de cuales- y fue una faena meter a los dos grandes atrás y tratar de controlarlos en la clínica veterinaria.
El miércoles estaba pensando que por alguna razón -tendencia a hábitos- Rb ha estado, desde hace algunas semanas, haciendo ejercicios todos los días; creo que empezó después del viaje a la casa de mi hermano mayor: como no estaba por acá para salir a caminar empezó a ejercitarse también los martes y jueves.
Yo le indiqué que no aumentaría el número de días que hemos estado ejercitandonos desde el año pasado -o más bien desde este año-: no creo conveniente llegar a extremos pues temo el efecto rebote; pero, después de que traje la bicicleta estacionaria, había pensado en realizar ejercicios en la misma los martes y jueves; aunque no lo he hecho religiosamente; creo que -a mis cincuenta y uno- realizar ejercicios, que aceleran la respiración y las palpitaciones, tres veces a la semana es suficiente.
Además, por alguna razón Rb ha preferido que las rutinas de los lunes, miércoles y viernes se realicen a las once de la mañana en vez de a las cuatro de la tarde; lo que me causa cierto conflicto, pues es aún horario laboral.
Llevamos un poco más de una semana de hacer los ejercicios antes del mediodía y el miércoles no fue la excepción; por la tarde, después del horario laboral, salimos a la gasolinera a ver si estaba el camión que vende uvas; no estaba.
El jueves me levanté a las seis de la mañana; era feriado laboral por ser la fiesta patronal dela ciudad; medité y me bañé; luego me dirigí al restaurante en donde nos habíamos citado con mi doctora para desayunar.
Como no había casi nada de tráfico llegué al lugar con quince minutos de anticipación; iba a enviar -como es mi costumbre- un mensaje avisando que ya estaba en el lugar pero ví que quince minutos antes me había escrito para comentarme que no había sonado su alarma y que estaba alistándose.
Me dispuse a esperar -me imaginé que una media hora- revisando mis correos, jugando un poco de ajedrez, revisando la app de autoevaluación y -finalmente- haciendo Duolingo; estaba a medias con Duolingo cuando se apareció mi doctora; estuvimos las siguientes tres horas en el lugar entre desayuno y conversación -trece dólares-; como a media reunión Rb me escribió porque no se recordaba que iba a salir; ella se dirigió al mercado del centro histórico.
A las once retorné a mi casita y seguí afinando algunos detalles de la app de autoevaluación; Rb retornó al mediodía -me trajo unos enrolladitos de canela- y almorzamos un caldo de hígados de pollo con arroz; por la tarde hicimos ejercicios -Rb bicicleta estacionaria y abdominales y yo únicamente bicicleta estacionaria-; por la noche terminé el libro de programación que estaba leyendo desde hacía algunas semanas (grokking simplicity) y empecé el siguiente de la línea: Ciberseguridad para principiantes.
El viernes me levanté a las seis y media de la mañana; medité y -a las siete- entré a la reunión diaria; el día anterior había trabajado un rato y presenté el resultado de mi última tarea; la reunión estuvo bien escueta pues muchos habían tomado como puente el día.
Por la tarde -un poco después de las tres- vino una de las amigas que Rb conserva del antiguo X; hacía casi un año había venido a visitarla y en esta ocasión la excusa fue que quería probar unas tostadas con salsa que Rb había mostrado en una publicación.
Yo aproveché para darle una de las últimas libras de café que me quedan del viaje a mi últma jornada de voluntariado; también compartí con ella uno de los flanes que preparé el día anterior -con cobertura de dulce de leche- para el sábado.
Un poco después de las seis la amiga de Rb se despidió y continuamos con nuestra rutina diaria; yo no cené pues el día había estado bastante copioso en el tema de comida; por la noche estuve leyendo Vingt mille lieues sous la mer.
Otra: después de más de cuatro años -creo- es posible que veamos un poco de frutos de los más de nueve libros de ortocaligrafía que confeccionamos con Rb -y nuestra editora, e incluso mis hijas- hace ya varios años; al parecer el domingo hablarán con Rb para ver algo de resultados financieros.
Ayer, sábado, me levanté a las ses menos veinte; medité, hice Duolingo y me bañé; luego me puse a preparar el desayuno pues había invitado nuevamente a mi amigo asiático autista; toda la operación del desayuno me tomó cuarenta minutos: a las siete mi amigo se presentó, mientras yo estaba terminando de preparar el café.
Estuvimos las siguientes tres horas y media entre desayuno -y flan-, conversación y un poco de computadoras -él ha traído últimamente su portátil-; también me trajo un mini ajedrez magnético -pensado para viajes- yo había esperado uno de figuras grandes -y estaba dispuesto a pagar por él-, pero ni modo, no siempre las cosas suceden como uno espera.
Otra: un poco después de las ocho mi hija mayor me escribió para que le prestara ocho dólares: tenía que ir a su clase presencial mensual y lo había olvidado -y no tenía dinero para Uber-; la operación estuvo embrollada: le transferí el dinero a una cuenta que ya no usa y me tocó volver a enviar la misma cantidad a la cuenta correcta.
Por la tarde me puse a revisar mi máquina con Fedora 39 pues estuve observando una ralentización general de su operación; al final encontré que hay varios sectores defectuosos en el disco -no es la primera vez que veo esto con máquinas corriendo Linux- y me deprimió un poco el hecho de que deberé -nuevamente- backupear la información para salvar algo; también estuve practicando el exámen PSPOI.
Hoy me levanté a las seis y media -anoche me dije que debo acostumbrarme a esta hora pues de lunes a viernes me ayuda a entrar con tiempo a mi trabajo-; después de meditar volví a la cama a leer un poco -después de sacar (y meter) a la perra más anciana de Rb-; estaaba dormitando y luego puse la alarma para las ocho y media.
Me levanté a preparar mi desayuno y luego hice un poco de Duolingo; antes de llevar a Rb a su iglesia (usualmente salimos de acá a las diez menos cuarto); había un poco de tráfico pero un poco después estaba de vuelta en casa.
Me pasé las siguientes dos horas -hasta que Rb me llamó para que fuera por ella- sacando copia de la información con Fedora 39 y almacenándola en el disco portátil de Rb; además traté de depurar un poco -en la máquina más nueva de Rb- mi disco duro portátil -tiene muchos archivos duplicados-.
Avancé bastante con lo primero pero no con lo segundo -son varias horas de procesamiento por lo que lo realizaré uno de estos días de madrugada-; un poco después de las doce y media Rb me llamó y fuí por ella; luego preparamos las alitas de los domingos; luego tuvimos que esperar a que la lluvia amainara para sacar a caminar a sus perros; en el ínterin revisé dos quintos de las preguntas del exámen y veo que estoy mejorando día con día.
Y a ver cómo sigue eso.
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