viernes, 23 de noviembre de 2012

Cuando el pasado te alcanza...

Ayer terminé saliendo de mi habitación hasta media mañana o algo así.  Salí a poner un baño de ropa en remojo y a comprar el pan de mi desayuno.  Luego me estuve el resto de la mañana viendo los últimos tres capítulos de The Big Bang Theory.  Un poco después de mediodía me dirigí a un comercial cerca de mi lugar de trabajo a ver mp3 player para el regalo de cumpleaños de mi hija mayor.  En el camino pasé al banco en el que me depositan a, retirar más o menos un salario mensual y a pasarlo a mi
cuenta de cheques.  Pasé a un par de comerciales a ver mp3 players y finalmente le compré uno de estos a mi hija en Radio Shack.

Como había desayunado tarde -y bien- solo compré un cono de Mc Donalds e inicié el camino de vuelta a mi habitación.  En el camino pasé a un café internet pues había planeado trabajar en la tarea del curso de programación en el que estoy en la oficina pero finalmente solo pagué por media hora y no envié la tarea.  Creo que no terminaré ese curso.  Igual obtuve la certificación en la versión anterior hace unos meses.

Retorné a la habitación casi al finalizar la tarde y compré un asado para mi cena.  Cené en mi habitación  y estuve dormitando unos minutos.  Un poco antes de las siete me dirigí a la casa de mis chicos -había hablado antes con mi ex esposa para llegar-.  Estuve sacando algunos archivos de la computadora que caerá en desuso y le pedí a los chicos para esta tarde pero mi ex esposa no accedió a dármelos.  Por el cumpleaños de mi hija mayor argumentó.

Retorné a mi habitación a ver una parte de Hellboy I y a continuar instalando juegos en la computadora que les estaba preparando a mis peques.  Me dormí un poco antes de medianoche viendo Los Ministros pues planeaba visitar esta mañana en una escuela para niños sordos y quería dejar un poco de ropa lavada antes de ir a la visita.

Me levanté este día un poco después de las 8:00, lavé unas camisas y playeras y como a las 9 menos quince me dirigí a la visita.  Como encargado de visita habían designado a un doctor que conocí hace unos tres o cuatro meses en una visita un viernes en Teletón.  Este doctor también había asistido a un par de reuniones de mi grupo de los sábados por la noche.  La visita estuvo bien, estuvimos un poco más de dos horas compartiendo con los niños con deficiencia auditiva.  A mi me encanta la forma en la que ellos se comunican y que usualmente dejan a los que no conocemos su lenguaje afuera.

Cuando estábamos retirándonos del lugar el encargado de la visita me preguntó si hacía mucho tiempo había dado clases en el colegio XYZ.  Al contestarle afirmativamente me comentó que, entonces, había sido su maestro en esa época.  Y caí en la cuenta que si, lo conocía, pero, la verdad, como nos cambian quince años.  Chr era el alumno más aplicado de los Bachilleres en Ciencias y Letras a los que les dí clases de informática por año y medio.  Es bastante alto y ahora es como el doble de ancho que hace quince años.  Conversamos un poco y luego le pedí aventón a una de las sonriseras que se dirigía a la universidad.

Pasé una hora al café internet de la entrada de la universidad a conseguir el resto de juegos que había ofrecido instalar en la computadora de mis peques.  Luego retorné a mi casita.  Compré pollo y papel de regalo y como a media tarde empaqué el regalo de mi hija y almorcé viendo una parte de Safety Not Guaranteed.  También estuve navegando internet.

Como a las seis de la tarde me dirigí a la casa de mis peques.  Se los pedí a mi ex esposa para venir por la computadora y fuimos a instalarla a su casa.   Le dí el regalo a mi hija y luego fuimos a sustituir la computadora, después estuvimos probando los juegos -la mayoría corren mejor que en la computadora anterior-.

Como a las 7 y cuarto me despedí de mis chicos y me dirigí a la casa del voluntario que vive en la misma colonia.  Cenamos y estuvimos conversando hasta las nueve de la noche.  El otro domingo nos iremos a Antigua con mis peques y tres voluntarias.  Luego retorné a mi casita a lavar el resto de la ropa que había dejado en remojo.



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