Había dejado el reloj para que sonara a las 6:00, pues hace mucho tiempo que no llegaba temprano a la zona en la que estan ubicadas las oficinas de nuestra subsidiaria local. Al final me levanté a las 6:30. Me bañé, me alisté y un poco después de las 7:00 salí a tomar el bus para dirigirme al trabajo. Un poco antes de salir me recordé que el hijo de mi hermana había pasado muchas veces la tarjeta en el molinete del transmetro y éste me la había bloqueado. Planeé pasar a cargar un poco de saldo para ver si así se desbloqueaba. La tienda en la que regularmente recargo estaba cerrada.
Traté de abordar un Transurbano para la terminal pero el molinete no leyó la tarjeta. Le hablé a un joven para que me vendiera un pasaje pero me repondió que no tenía saldo. El conductor me preguntó sobre que iba a hacer pues ya había avanzado un par de calles y le indiqué que me bajaría en la siguiente parada. Inmediatamente detuvo la unidad y abrió la puerta. Me bajé.
Caminé hacia la parada en la que había abordado el autobús y en el camino abordé un autobus extraurbano. Este bus me llevó al Trebol y allí tomé otro autobús hacia la terminal. Al final llegué como a las 8 menos cuarto a donde debía presentarme. El plan era llegar no más tarde de las 8 menos cinco. Desde este lugar le envié un mensaje a mi jefa y al programador que ha estado coordinando las implementaciones del programa en estas oficinas y él le habló a otro programador para que saliera a indicar que podía ingresar a las oficinas.
El programador que debía preparar la información de las pruebas llegó como a las 8:30 y se tardó otra hora y media configurando los ambientes y bases de datos de las pruebas. A las 10:00 me presentaron a las personas que apoyarían con las pruebas y les realicé una presentación de un par de horas sobre las pruebas y la forma de llevarlas a cabo.
Salí a almorzar a las 1:00 en compañía de una técnica con la que me comunicaba el año pasado, la jefa del área que me prestó a las personas para las pruebas, el encargado de tecnología y un programador. Pasamos por dos lugares en los que frecuentemente almuerzan y estaban atestados. Finalmente almorzamos en una pizzería.
Un poco después de las dos retornamos a la oficina y me dediqué a tratar de actualizar las pruebas pues no había podido avanzar luego de la capacitación impartida. Para variar mi jefa empezó a preguntarme -tonterías- sobre Skype y me tocó que estarle respondiendo y avanzando lo que podía en las pruebas. Al final no estuvo de acuerdo con la forma en la que programé las pruebas y quería que retornara el día de mañana a la oficina. Le indiqué que no había podido cambiar el cronograma. Salí de la oficina un poco antes de las seis y retorné caminando tranquilamente a mi habitación. Mañan planeo irme caminando.
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