Para el segundo sábado de diciembre
habían convocado a una visita de la descendencia de una de las
líderes actuales de mi voluntariado. No soy realmente parte de su
descendencia pero el año pasado los acompañé en esta visita. El
sábado también el grupo de visita de mi mejor amiga del
voluntariado había planeado un desayuno comunal. Cada quien debía
contribuir con algo. Se suponía que nos reuniríamos a las siete y
media para el desayuno y convencí al voluntario que vive en la misma
colonia que luego nos fueramos a la visita, que se realizaría en el
hospital más grande del sur de la ciudad.
Me levanté como a las seis y media y
me dirigí a la casa del voluntario que vive en la misma colonia,
como usualmente le dá aventón a otra voluntaria que vive de uno de
los municipios en la periferia de la ciudad nos tocó esperarla en
una de las estaciones dle transmetro. Llegamos al lugar de la
reunión como a las 8 menos cuarto. A las ocho y cuarto nos
dirigimos a la casa de uno de los voluntarios que había ofrecido el
parque recreativo de su colonia para realizar el desayuno. Que
estuvo buenísimo: Panes con jamón, panqueques, platanos fritos,
frijol, café, jugo de naranja y otras cosillas.
A las 9:30, de acuerdo al plan nos
despedimos y en compañía de un tercer voluntario nos dirigímos al
hospital en el cual sería la visita. Que estuvo genial. Llegamos
entre ochenta y noventa voluntarios y nos distribuimos en el segundo
y tercer nivel del hospital. Con otros tres o cuatro voluntarios de
la última camada de graduandos estuvimos en una sala del hospital en
el cual había varias señoras guardando cama. Fue muy divertida la
visita y terminamos saliendo como a las doce y media de allí.
Después de la retroalimentación y
despedida retornamos al automovil del voluntario que vive en la misma
colonia por la mochila y, con otra voluntaria, nos dirigimos
caminando a Miraflores. Ella se quedó allí y yo me dirigí a un
centro comercial en el cual pasarían a recogerme para la reunión de
mi grupo de visita de la tarde. Se suponía que sería el
recibimiento de los nuevos voluntarios. Sólo llego una nueva.
Almorzamos pizza y realizamos una
dinámica de integración. Luego estuvimos en conversación durante
un par de horas más. Un poco después de las cinco la nueva líder
de este grupo de visita me dió aventón al Trebol y allí tomé el
transmetro para venir a mi casita. En una tienda compré unos
chocolates pues era lo que se había planeado para el intercambio de
regalos y vine a mi casa a empacarlos. También puse un poco de ropa
en remojo.
Un poco después de las siete me dirigí
a la casa del voluntario que vive en la misma colonia. La mayor
parte de los otros invitados llegaron un poco antes de las nueve de
la noche, incluyendo al matrimonio que solía ser amigos de Al.
Estuvimos jugando Uno, comiendo tamal, y al final de la velada,
hicimos el intercambio de regalos. En el sorteo nos tocó
intercambiar con el anfitrión. Una de las voluntarias pasó a
dejarme a mi casita como a la una y media de la madrugada.
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