lunes, 2 de noviembre de 2009

Honestidad - Tan fácil para algunos... No me incluyo...

En la oficina laboramos cuatro personas realizando la misma función. Una vez al mes nos toca estar de HotLine, para lo cual se nos provee de un Pda, para poder recibir correos de los Clientes que pagan por cierto nivel de servicio. En las tres o cuatro veces que me ha tocado llevarme el aparatito para el fin de semana no he recibido ningún correo solicitando apoyo.

El fin de semana pasado sucedió lo siguiente:

Al compañero B, que tiene aprox. dos años realizando la función presente le tocó el PDA. Desde el viernes en la noche empezó a dar soporte a un par de clientes, y se pasó casi toda la noche en lo mismo, hasta las 4 o 5 de la madrugada. Nuestro Jefe le estuvo ayudando telefónicamente. El compañero B tiene un trabajo de fin de semana: Es profesor en una Universidad durante todo la jornada del Sábado. Por haberse desvelado el viernes, no fué a trabajar el Sábado.

El Compañero A, quien tiene como cuatro años realizando la función presente, le preguntó que había hecho con el trabajo del sábado, diciéndole algo como: ¿Te reportaste enfermo?. A lo que el compañero B respondió: No, dije que había estado trabajando en la noche y que por eso no me podía presentar.

Period.

El 100% (tres compañeros de labores) nos mostramos sorprendidos: Era necesaria tanta honestidad con el otro trabajo?

El compañero B nos comentó que desde chico había decidido que entre decir una verdad y una falsedad, la verdad pesaba mucho más en su caso. También nos contó una anécdota de antología:

Su cuñada se había reportado enferma un fin de semana, se fué con él y su esposa a un centro recreacional, y por supuesto, en el centro recreacional encontró a su Jefa.

La sinceridad, honestidad, integridad o cosa parecida siempre ha sido un lenguaje un poco extraño para mí. No es que no aspire a ser honesto, es que por default, mi primera reacción es ocultar la realidad. En la mayor parte de mi vida...

El compañero B nunca fué castigado físicamente por sus progenitores. En mi caso, mi madre fué muy muy muy muy dura con respecto a los castigos físicos: Temía que mi hermano mayor y yo tomáramos el mal camino, y, por cierta interpretación -creo- de la biblia, sentía que era su deber corregir nuestras faltas de forma que temieramos volver a cometerlas -o a ser descubiertos-.

Algún día creo que iré a un psiquiatra/psicólogo/psicoterapeuta o similar, de hecho una razón fuerte para acercarme al Budismo Zen fue la esperanza de tratar de superar/aceptar/dejar atrás esas partes de mi vida... Algún día...

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